Friday, September 4, 2009
Iglesia Catolica Cuban Sucesos en la Iglesia de la Caridad
CUBA REVOLUCIONARIA: IGLESIA Y PRENSA
El 1ro. de enero de 1959, "la masa casi total del catolicismo cubano estaba sumada a la Revolución" y, en tal sentido, añadía el representante de España: "Yo creo que la actuación de todos los sectores del catolicismo cubano, con sus diferencias de matiz que he señalado, no solamente es defendible sino que ha sido la adecuada a la realidad política del país y al cumplimiento de su deber", puesto que, en definitiva, "el régimen caído no merecía la adhesión de las conciencias católicas" aunque, por otra parte, la citada actitud del gobierno de Batista "de consideración hacia la Iglesia y sus autoridades no daba ocasión a la más alta jerarquía de adoptar medidas extremas que algunos revolucionarios exigían" y que, a la postre, aceleraron el proceso de identificación de la masa católica con el ideal revolucionario.
La batalla de la Iglesia por ocupar un espacio propio en la nueva sociedad y por difundir sus principios morales con libertad y eficacia, no tardó en convertirse en una causa perdida. Incluso aquellos sectores del catolicismo rebelde más allegados al gobierno revolucionario se vieron desplazados, algún tiempo después, de su menguada situación de cercanía al poder.
Pérez Serantes, el mítico prelado oriental, utilizó todo su prestigio revolucionario, a más de su amistad personal con Fidel Castro, para exigir, al menos, el derecho a la educación religiosa; pero sus empeños fueron vanos... Tampoco las grandes manifestaciones de fe popular, como la acaecida en el congreso Mariano celebrado en La Habana a fines de 1959, con la visita a la capital de la Patrona de Cuba; los comportamientos espectaculares de algunas individualidades del clero que optaron por el exilio o, avanzada ya la implantación del régimen socialista y la presión desde el exterior, las propias protestas colectivas del episcopado cubano permitieron un cambio mínimamente significativo en la situación.
La voz de la Iglesia en Cuba acabó siendo silenciada por el peso de los acontecimientos, tras la expulsión masiva de numerosos sacerdotes y miembros de las órdenes religiosas, especialmente de origen español, los prelados y sus escasos sacerdotes se limitaron, durante décadas, a realizar una mínima labor pastoral en condiciones precarias.
El sueño de la libertad se había convertido, para muchos de ellos, en una dramática pesadilla, y el fruto de la nación, oculto tras un espejismo socialista y tropical, parecía haber prescindido de la religión para siempre.
El Dr. Manuel De Páz Sánchez, referenciando un manifiesto de la Juventud de Acción Católica Cubana, con ocasión de la celebración del treinta centenario de la Institución, que a su vez remite a Madrid el dignatario español en Cuba, Pablo de Lojendio en uno de sus despachos, destaca, entre otros aspectos, la alusión a los discursos de Fidel Castro, considerados tópicos: el terror policial de la época, el vicio del juego, la injusta distribuicón de la riqueza, bajos salarios, condiciones precarias de las clases más necesitadas, proliferación de universidades privadas con ánimo de lucro y no de cultura, sin menoscabar la alusión a la lenidad de la ley y de los tribunales de justicia, la deficiente educación de la juventud, la facilidad del divorcio o la corrupción política y administrativa.
La juventud de Acción Católica justificaba en su declaración, en la que elogiaba a los jóvenes "nuevos mártires de un ideal patriótico", la rebelión contra un sistema que bajo la apariencia de "orden", conculcaba principios sagrados para la conciencia cristiana.
Es por todo ello que desde un principio la revolución de Castro contó con el apoyo de elementos católicos. Destacado como los primeros en enfrentarse al régimen batistiano fue el Dr. Enrique Cantos, que desde Santiago de Cuba, cuna precisamente del hecho revolucionario, denunciaba en acaloradas homilías las injusticias de todo tipo del régimen imperante.
La fuerza y el prestigio de Fidel Castro, en aquellos cruciales momentos, le hacía la figura representativa con el liderazgo máximo para encauzar aquella deseada revolución del cambio a través de la doctrina que más tarde, una vez triunfada de hecho a partir de año 1959, no cumpliría. Fue su actitud medio militar medio deportiva ante la presión del régimen, durante dos años, la que polarizó y galvanizó a todos los que desde las más diversas ideologías y con dispares fines querían un cambio de escena en Cuba. Con ellos iban a marchar los católicos que buscaban no un simple cambio sino una renovación radical y profunda, y de esta forma, gran parte de la opinión católica y sus instituciones seglares más representativas fueron embarcándose paulatinamente en la nave revolucionaria.
Los elementos católicos pro - revolucionarios tenían al Arzobispo de Santiago Monseñor Pérez Serantes como su guía y modelo y contraponían su actitud a la de los citados colaboradores de su Eminencia el Arzobispo de La Habana, más próximo al régimen institucionalizado, por el trato directo con los gobernantes y la influencia de medios que en mayor proporción disponían. Por lo que su postura y la de sus personeros fue siempre menos belicosas y más cauta en sus actitudes con respecto al Gobierno de Batista y su Administración.
Todo lo contrario que la actitud del joven y activo Obispo de Matanzas, Monseñor Alberto Martín Villaverde, que fue considerado siempre como afecto a la causa revolucionaria al defender como única solución a los problemas de Cuba la salida del poder del General Batista y por ende la entrada del previsible poder revolucionario que se gestaba en Oriente.
La misma actitud se atribuía al Obispo de Pinar del Río Monseñor Evelio Díaz, quien en momento álgido de la revolución redactó e hizo leer en todas las Iglesias de su Diócesis la conocida "Oración por la paz en de Cuba".
Más tarde se rezó en todos los templos de la Isla y causó gran disgusto a Batista que seguía la política del avestruz al no querer darse cuenta de la grave situación por la que atravesaba el país.
Una actitud más distante con la revolución y más tolerante con el Gobierno se atribuía al Obispo de Camagüey, Monseñor Ruíz Anglés, catalán de nacimiento y a Monseñor Alfredo Müller Obispo Auxiliar de La Habana, persona muy tímida y callada que simpatizaba lo más mínimo, a decir del Embajador español en Cuba, Lojendio, en uno de sus despachos, como tampoco Monseñor Ruíz Anglés, con los procedimientos del gobierno de Batista.
Un caso aparte es el de Monseñor Martínez Dalmau, que fue Obispo de Cienfuegos, sede a la que renunció porque su actuación durante el periodo revolucionario fue excesiva y personalmente vinculada con el régimen. La ciudad de Cienfuegos fue teatro de graves sucesos con ocasión de la rebelión de Oficiales de la Marina que provocó dura represión por parte de las fuerzas de Batista y causó profundo dolor a la ciudad que simpatizaba con los rebeldes fidelistas.
El Obispo, no solamente fue antisolidario con la actitud de sus propios diocesanos en las peticiones de clemencia y protestas por el excesivo rigor policial, sino que habiendo visitado al Presidente Batista, recibió de este un cheque por sustancial cantidad para obras en la Catedral, así como para atenciones del propio Prelado que se encontraba a la sazón en dificultades económicas derivadas de un negocio familiar.
Por todo ello Monseñor Martínez Dalmau, que se encontraba en La Habana al triunfar el movimiento revolucionario, no regresó a su diócesis, presentando la dimisión que le fue aceptada, sin que, a decir de Lojendio, influyera para nada el nuevo gobierno revolucionario de Fidel Castro.
En cuanto al clero, tanto regular como secular, la simpatía por la revolución era creciente y más patente en directores y responsables de agrupaciones de miembros de seglares y especialmente de las distintas ramas de Acción Católica.
Entre los Padres Jesuitas, que recordaban con cierta satisfacción, en aquellos momentos, que Fidel Castro fue antiguo alumno de Belén, muchos tuvieron que salir del país, por disposición de sus propios superiores para evitar mayores complicaciones.
Los Padres Franciscanos procedentes de Aránzazu aportaron buen número de activos simpatizantes con la causa revolucionaria. Con las naturales diferencias de matiz, se sumaban al descontento general del país y ponían sus esperanzas en el triunfo de la revolución.
En otro orden de cosas el Nuncio Apostólico en La Habana Monseñor Luis Centoz, recibía innumerables personas, no solamente procedentes del campo del catolicismo activo, quiénes le daban cuenta de penosas situaciones y la solicitud orientación, ayuda y de consejos a seguir.
Seguía con gran responsabilidad cuando se le planteaban en el seno del clero y de la colectividad católica militante problemas relacionados con la revolución y la situación política del país. El Embajador español dejó escrito en uno de sus despachos " que su preocupación ha sido y es la de evitar que la intromisión de los debates políticos quiebre la unidad de la grey católica cubana y poner en todo momento a cubierto de ataques y críticas inevitables en un medio tan apasionado...".Por desgracia el Sr. Nuncio ha alcanzado, con notoria injusticia, el grosero ataque de la Revolución triunfante, a través de su órgano filo comunista, trató de ofender a la Iglesia Católica.
Sin embargo, fueron muchos los sacerdotes idealistas en el campo rebelde durante el periodo revolucionario, iniciándose con la adscripción del Padre Sardiña a los campamentos de Sierra Maestra, reforzada después, con la aquiescencia del Arzobispo de Santiago, con la de otros religiosos y sacerdotes que ejercían su ministerio en la zona controlada por las fuerzas revolucionarias castristas.
En todo caso, los religiosos que acuden a la llamada zona rebelde, según interpreta Manuel de Paz, profesor estudioso de estos documentos, a través de los extractos de los despachos de Lojendio, lo hacen no sólo de perfecto acuerdo con los rebeldes sino siguiendo las instrucciones del Arzobispo de Santiago, Pérez Serantes, conocida la actitud del mitrado en lo que respecta a la atención religiosa en el llamado campo rebelde.
Concluye, Manuel de Paz, en torno a la actitud de las fuerzas católicas cubanas en el último periodo del Gobierno de Batista, con la siguientes características: Una inclinación cada día mayor de una parte de la Jerarquía, una gran parte del Clero y una mayoría de la masa católica hacía la simpatía, primero, y la abierta colaboración después, con la causa revolucionaria.
Una actitud más cauta de otros Prelados y una creciente crítica de su actitud por parte de muchos católicos. Señala también dos puntos esenciales para la comprensión de todo el panorama en su conjunto: Uno de ellos la inexistencia de pacto o convenio alguno entre representantes del catolicismo con dirigentes revolucionarios, la falta de compromiso para el futuro, la ausencia de acuerdo o programa ideológico o de acción. Otro es el hecho por el que, aunque en la lucha con la policía cayeron algunos jóvenes católicos, no puede decirse, como ya se conoce, que el gobierno de Batista persiguiese a la Iglesia o a los católicos, cuando lo cierto es totalmente lo contrario, al parecer, por la gestión personal que el mismo Lojendio acerca de Batista desde el año anterior.
Al triunfar la revolución el 1 de enero de 1959, con inesperada antelación a los más optimistas cálculos, el movimiento revolucionario, la masa casi total del catolicismo cubano ya se hallaba sumada a la Revolución, acogida con entusiasmo y esperanza, en aquellos momentos. Prueba de ello fue la presencia en lugar destacado de Monseñor Pérez Serantes durante la proclamación del nuevo régimen e investidura del nuevo Presidente castrista, en Santiago de Cuba.
Los católicos cubanos se unieron a la algazara general , hubo Te Deums en las Iglesias y se aplaudió desde todos los ángulos del catolicismo las disposiciones del Gobierno, las promesas de Fidel Castro y hasta la práctica de la justicia revolucionaria mereció el aplauso de algunos sacerdotes y desde luego de la revista "Quincena" en un artículo de su Director el Padre franciscano Biaían. "Sin embargo, en los nombres que se daban a conocer para ocupar los altos puestos del Gobierno, según despacho del Diplomático español, no figuraba ningún católico militante y en las palabras del líder de la revolución no se escuchaba la menor alusión religiosa ni la apelación a la ayuda de Dios, habitual en la oratoria política en todo el Continente.
Algunos factores protestantes aparecían en diarios y emisiones de radio y televisión como figuras más o menos destacadas del nuevo régimen y la tacha de vinculación con el comunismo, desde tan temprano momento, y hasta de afiliación al mismo marcará en el comentario público a algunos de los más populares personajes de la revolución triunfante".
Prueba de los primeros enfrentamientos, "in crescendo", entre Iglesia Católica y el régimen iniciado por Fidel Castro en enero de 1959, lo constituye los incidentes habidos, con fecha 19 de julio, a la salida de una misa organizada por la Embajada de España en La Habana para conmemorar el aniversario del 18 de Julio de 1936, inicio de la guerra civil española, dando lugar a una refriega entre los que salían de la iglesia después de asistir al acto litúrgico con algunos disidentes y pro castristas. La misa había sido oficiada por el arzobispo de la Habana, monseñor Evelio Díaz, con la presencia del nuncio de Su santidad el Papa, monseñor Luis Centos.
Los manifestantes católicos hicieron huir a varios castristas, según el despacho de la agencia EFE fechado en La Habana el día 19, que pretendían interrumpir la marcha, considerándose que el hecho una de las más importantes manifestaciones anticomunistas en La Habana.
Días más tarde el periódico Diario de Las Palmas, fechado en 13 de agosto de 1960, bajo el titular "El barbudo está histérico..." anuncia los violentos y calumniosos ataques de Fidel Castro contra España, su Jefe de Estado y la Iglesia. Acusa al régimen español de haber sido causa de la muerte de más de un millón de españoles durante la guerra, muchos de ellos asesinados como represalia política después de haber finalizado la guerra", acusaciones que contesta el Gobierno español en "enérgica protesta".
Con ocasión de la celebración de los actos conmemorativos del día 26 de Julio por el régimen fidelista, los católicos cubanos que se hallaban comprometidos con la revolución desde sus inicios deciden abandonarla. Según crónica desde la Habana para la agencia Efe, el periodista Miguel Santamaría, informa para la prensa española que continúan proliferando las manifestaciones anticomunistas desde que triunfó la revolución.
Pero la Iglesia cubana se enfrenta claramente a las tendencias comunistas del régimen. El Arzobispo de La Habana Manuel Cardenal Arteaga ha firmado una carta pastoral en la que ataca las directrices marxistas que toma la revolución cubana y su régimen político. Dice la pastoral que la Iglesia está "profundamente preocupada" por la inclinación de altos funcionarios cubanos hacia sistemas que prevalecen en los países comunistas especialmente en la Unión Soviética. Añade la pastoral que la Iglesia hace solo un año aprobó los planes de la reforma agraria y los proyectos de industrialización nacional, con los que el Gobierno, sin destruir la propiedad inauguraría nuevos centros en los que emplear a los sin trabajo".
Añade la pastoral que "aquellas reformas sociales que respeten los legítimos derechos de todos los ciudadanos y que están encaminadas a mejorar la situación económica y cultural de la clase social más débil, recibirán siempre el apoyo moral de la Iglesia". Considera que no es precisamente lo que se está llevando a cabo en Cuba en estos momentos, según recoge Diario de Las Palmas el 8 de agosto.
La agencia EFE, en noticia fechada en La Habana el día 9 de agosto, informa de la presión ejercida por un grupo de manifestantes castristas sobre un grupo de fieles que asistía a los actos litúrgicos en la Catedral de La Habana. La mayoría de ellos fueron obligados a refugiarse en el interior del templo tras cerrar las puertas de hierro como medida de precaución ante la contundente agresión. La manifestación se produjo después de la celebración de una misa a la que asistía el obispo auxiliar monseñor Evelio Díaz, claramente enfrentado a Fidel Castro y firmante de la carta episcopal leída el pasado domingo desde los púlpitos, en la que se atacaba el incremento del comunismo en Cuba. Los manifestantes efectuaron toda clase de insultos contra la Iglesia cubana y contra los norteamericanos.
El citado periódico regional "Diario de Las Palmas", al respecto publica, el 10 de agosto, la detención de los dos sacerdotes, los padres Fernando Arango y Agnelio Blanco, así como que fueron detenidos otros cuatro miembros de la Juventud Católica cubana, en las cercanías de la catedral habanera. Se cree que son los primeros sacerdotes detenidos bajo la acusación de tipo político desde que el Jefe del Gobierno cubano Fidel Castro ocupó el poder en marzo de 1959.
El temor de amplios sectores católicos del país, tras el acercamiento cubano soviético, se incrementa aún más al conocerse el reciente anuncio de que Mao Tse Thung podría visitar La Habana a últimos del verano. Esta noticia unida a la invitación cursada a Kruschef y que el ministro de Defensa Raúl Castro se encuentra en Moscú, confirma aquel temor de creciente influencia comunista en Cuba. Los recientes incidentes constituyen nuevos motivos de preocupación y a la espera de la futura reunión de ministros de Asuntos Exteriores Interamericanos para tratar la grave cuestión cubana. A lo que se unen las pésimas relaciones con otras Repúblicas americanas han empeorado en estos últimos tiempos al tenerse conciencia, por muchos cubanos, que la política económica de este país no puede permanecer aislada de la de otros países del área para depender exclusivamente de los envíos de productos o petróleo de la lejana Unión Soviética.
Pero saben que el comunismo ha aumentado su influencia, y ahora, este sector tan importante de población católica empieza delimitar lo que es Cuba y lo que es Rusia, por lo que ante la imposibilidad de hacer frente al comunismo desde el interior de las filas del movimiento "26 de Julio", deciden el abandono masivo del mismo.
Algunas de las figuras más destacadas del catolicismo católico han elegido el camino del exilio; otros permanecen agotando hasta el máximo las posibilidades, pero las manifestaciones ocurridas el domingo a la salida de la catedral, que en parte se repiten el lunes siguiente, están iniciando una nueva etapa de descontento en la visa política de la isla, según el periódico El Día de fecha 27 de julio de 1960.
Ante este nuevo frente el régimen cubano reacciona con la sistemática persecución del clero cubano al que obstaculiza su labor secular y a los fieles católicos que los apoyan en detrimento del proyecto revolucionario.
En los círculos vaticanos, se expresa "pena y preocupación" por la situación que sufre la Iglesia Católica en Cuba y expresa su preocupación por la detención de dos sacerdotes católicos arrestados durante los incidentes habidos entre católicos por una parte y ultra nacionalistas y comunistas por otra, que tuvieron lugar frente a la Catedral de la capital cubana. Los detenidos, ya mencionados, son los padres Fernando Rango y Agnelio Blanco, si bien fueron puestos en libertad posteriormente, tras la intervención del arzobispo coadjutor, monseñor Evelio Díaz.
En medios de Ciudad del Vaticano, fechados a día 10 de agosto, se informa que Cuba está siguiendo un camino peligroso, por lo que existe una gran preocupación en el Vaticano ante la situación de persecución que sufre la Iglesia en aquel país y, particularmente, por la detención de algunos fieles católicos como consecuencia de disputas entre ellos y elementos comunistas cubanos. (EL DIA, 11 agosto 1960).
El Gobierno español también se hace eco de estos últimos acontecimientos contra la Iglesia y contra la misma España, a través de una enérgica protesta realizada por medio de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En dicha protesta se hace alusión a un insólito ataque contra España y contra su Jefe de Estado el General Franco, llevado a cabo por el máximo mandatario cubano Fidel Castro, quien en un discurso pronunciado en La Habana se permitió expresar toda suerte de falsedades y calumnias contra la Iglesia Católica y contra los españoles afincados en Cuba.
Efectivamente, según recoge la agencia EFE en la Habana con fecha 12, el jefe del Gobierno cubano en un discurso pronunciado entre los miembros de las cooperativas azucareras, ha acusado a los Estados Unidos de complicidad con los fascistas en el conflicto planteado entre la Iglesia Católica y el Estado cubano.
Castro afirmó que la pretendida conspiración entre los sacerdotes y los Estados Unidos es la responsable de los recientes incidentes con la Iglesia y añadió que sus enemigos están tratando de combatir la revolución refugiándose en las iglesias cubanas.
Fidel Castro añadió que "el corrompido imperialismo se ha asociado con Franco para movilizar toda su influencia por medio de cada sacerdote que pueda contar en nuestra nación, con el fin de derrocar el régimen cubano", al tiempo que atacó violentamente a la Iglesia Católica española y a los sacerdotes españoles residentes en Cuba.
Llegó a decir, además, que en España " han sido asesinadas más de un millón de personas como represalias después de terminada la guerra civil".
Dijo también el Jefe del Gobierno cubano que su régimen revolucionario encuentra la oposición "entre estos traidores al servicio del imperialismo" y, de un grupo de contra - revolucionarios que han tratado de buscar refugio en la Iglesia.
Tal fue el esfuerzo mostrado por Castro en este discurso que hubo de interrumpirlo para recuperar la voz por afonía, para más tarde guardar reposo por enfermedad.
Expresa, además, la citada nota de protesta entregada al Gobierno cubano por el encargado de negocios de España en la Habana Conde de Portalegre, que "España, que no tiene en este momento ningún problema pendiente con Cuba y que siempre ha mantenido una actitud de especial amistad hacia el pueblo cubano, no puede evitar su indignada protesta ante dicho insólito ataque, tanto más cuanto que el Gobierno español viene practicando invariablemente una correcta política de no injerencia en los asuntos internos de los demás países y se ha identificado siempre, fraternalmente, con las aspiraciones de los pueblos hispanoamericanos" (EL DIA, 13 AGOSTO 60).
El enfrentamiento y persecución que Fidel Castro somete a la Jerarquía Eclesiástica cubana, con continuos choques diarios entre católicos y comunistas, principalmente en La Habana, no es óbice para que se produzca la condena al marxismo y al propio Fidel Castro que lo promueve en Cuba, por parte de representantes de la misma Iglesia católica en territorio cubano.
En crónica especial para la Agencia Fiel, desde San Juan de Puerto Rico, entresacamos aspectos que corroboran este enfrentamiento firme. "Los acontecimientos que se precipitan obstaculizando el itinerario revolucionario emprendido por Fidel Castro. La pastoral anticomunista del Cardenal Arteaga, la amenaza del Obispo auxiliar de cerrar las iglesias si no se daban garantías para la celebración de los cultos, las detenciones de sacerdotes y de diversos dirigentes de Acción Católica, los coques entre comunistas y fieles, representan el punto culminante de la tensión que ya es peligrosa para la estabilidad del régimen revolucionario, sobre todo cuando la situación internacional, ante la Conferencia de Cancilleres de Costa Rica, no se presenta muy favorable..." . Fidel Castro contaba con las simpatías de amplios sectores de la Iglesia Católica cuando derrocó a Fulgencio Batista. En sus folletos de propaganda incluía la colaboración de los obispos y clero cubano.
Sin embargo, en su profundo afán reformador Fidel Castro depurará incluso la Universidad habanera y clausurara la de Cienfuegos, por considerar a su profesorado muy conservador y próximo al clero cubano, según leemos en EL DIARIO LAS PALMAS EL 23 AGOSTO.
Para finales de septiembre Cuba teme la agravación del enfrentamiento entre la Iglesia Cubana y el régimen filocomunista de Fidel Castro, que ya osa inmiscuirse en los asuntos internos del clero. Ante ello las autoridades eclesiásticas disponen que los seminaristas cubanos sean trasladados, a Puerto Rico y otros a casa de sus familias provisionalmente, a la espera de obtener permiso para salir del país.
La superiora de una Orden contemplativa compuesta principalmente por religiosas francesas e italianas, cuyo nombre debe permanecer en el silencio, ha dado a conocer que la mayoría de las monjas cubanas de su Orden se encuentran ya fuera del país, por que no pueden contar con la protección de una embajada extranjera si se agudizan las controversias entre la Iglesia y la revolución castrista. Parte de los bienes de esta Orden han sido confiscados sin ningún tipo de compensación.
Monseñor Eduardo Boza Masvidal, obispo de La Habana, rector de la Universidad Católica ha efectuado duras declaraciones contra el régimen de Fidel Castro. Los católicos, ha dicho, no nos hemos opuesto a la revolución, a la que hemos ayudado tremendamente, deseando los grandes cambios sociales que tan necesarios eran en Cuba. Pero no podemos aprrobar o apoyar el materialismo y al totalitarismo comunistas, que están en completa oposición con las ideas por lascuales tantos cubanos han luchado y muerto".
Las declaraciones de monseñor Boza Masvidal están publicadas en el periódico franciscano "La Quincena". Añade, además, que el régimen de Castro ha negado la dignidad y la libertad humanas, el respeto al derecho natural de la propiedad, que es indispensable para ejercer la liubertad individual y el respeto al buen nombre de los semejantes.
Sin embargo, el mismo día unos mil representantes de las milicias de Fidel Castro se han dirigido en manifestación hacia la Embajada de los Estados Unidos cantando himnos revolucionarios y pronunciando insultos contra los antirrevolucionarios y sus acólitos, según leemos en DIARIO LAS PALMAS, 9 NOVIEMBRE 60.
Días más tarde, la agencia Efe se hace eco del ataque que los partidarios fidelistas llevan a cabo contra la Universidad Católica de Villanueva, de propiedad norteamericana, como preludio de su ocupación por elementos adictos al Gobierno revolucionario. El arzobispo de Santiago denuncia en una homilía la expansión comunista.
El Reverendo Padre Edward Mac Carthy, vicerrector de la Universidad y miembro de la orden de los padres agustinos de Filadelfia ha acusado a los castristas de intentar sometar a silencio a todas la iglesia de Cuba. La Federación de Estudiantes Universitarrios cubanos denunció violentamente a la Universidad de Villanueva por la expulsión de 17 elementos revolucionarios y por suspender las clases en señal de duelo por la ejecución de un estudiante anti-castrista en el Escambray el pasado mes de octubre.
Al mismo tiempo denuncia en dicha pastoral la cada vez mayor expansión del comunismo en Cuba y en un documento, redactado por el arzobispo de Santiago, monseñor Enrique Pérez Serantes, pide a los católicos cubanos que luchen contra el comunismo con todos sus medios. Este arzobispo, que fue amigo de Fidel Castro a quien al parecer salvó la vida cuando era perseguido tras el abortado asalto al cuartel Moncada, no menciona por su nombre al Jefe del Gobierno. EL DIA 16 NOVIEMBRE 60.
La agencia Efe, de fecha 27 diciembre titula que Fidel Castro dirige su demagogia verbal contra el Episcopado y la Iglesia, sin embargo, el obispo auxiliar, Eduardo B. Masvidal, ha dicho que los prelados continuarán hablando en defensa de su Iglesia, incluso frente al "torrente de insultos y calumnias", de que son objeto por el régimen comunista de Castro. DIARIO LAS PALMAS, 28 NOVIEMBRE 60.
La agencia EFE, desde La Habana, días después, informa que la campaña comunista contra la Iglesia Cubana persiste con visos cada vez más graves. Monseñor Enrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba que fue amigo de Fidel Castro, ha sido detenido sin acusación concreta por las autoridades castristas, en su conflicto actual, con la Iglesia católica. El Arzobispo que ha criticado en sus cartas pastorales las actividades comunistas en Cuba, fue detenido en Camagüey durante varias horas si bien fue finalmente puesto en libertad y autorizado a continuar la marcha hasta Santiago. El Arzobispo que iba acompañado del Dr. Fernando Lamo, prominente radiólogo, y su hijo, fueron detenidos por agentes del Gobierno cubano cuando abandonaron el avión.
Los agentes no les hicieron saber el motivo de la detención, pero los tres fueron retenidos. EL DIA 6 DICIEMBRE 60.
La noticia se hace eco en el mismo Vaticano, donde la prensa refiere a los ataques que el ministro cubano ha efectuado contra la Iglesia y contra el episcopado de la isla, en un discurso ante la Federación de Trabajadores cubanos EL DIA, 20 DICIEMBRE 60.
La crisis de enfrentamiento continúa en los primros días de enero del siguiente año, con declaraciones enfrentadas. El rector del Colegio religioso de Belén, próximo a La Habana ha cerrado el mismo, en el que cursan estudios unos dos mil alumnos, a raíz del incidente registrado en el que resultó muerto un miliciano cubano en el recinto del colegio cuyas circunstancias aún no han sido aclaradas.
Parte de las dependencias del ciado colegio están ocupadas por milicianos revolucionarios que ocupan puesstos estratégicos ante un eventual ataque por parte de fuerzas aéreas estadounidenses. La decision de cierre del Colegio se llevará a cabo hasta que las dependencias del mismo sean desalojadas por dichos milicianos. DIARIO DE LAS PALMAS, 13 ENERO 1961.
Al día siguiente el mismo periódico en grandes titulares anuncia que Fidel Castro suspende la movilización de las fuerzas cubanas, y que se llevarán a cabo definitivamente en los próximos días. DIARIO DE LAS PALMAS 14 ENERO 61.
Sin embargo, en el periódico "New York Times" se lee que aumenta la resistencia intensiva contra el Gobierno de Fidel Castro, citando fuentes cubanas de la resistencia en Cuba, al tiempo que "El Semanario Vaticano" acusa al revolucionario cubano de "dictador".
La prensa canaria se hace eco cuando publica que el legado apostólico en Cuba, Monseñor Luis Centos ha protestado oficialmente ante el Gobierno cubano por la ocupación del colegio de los jesuitas en el distrito de Belén, situado en las afueras de La Habana.
El prelado visitó personalmente al Ministro de Asuntos Exteriores, Raúl Roa, para hacerle entrega de la protesta del Vaticano por la medida anticlerical tomada según recoge DIARIO LAS PALMAS el 17 FEBRERO 61.
Pocos días después el peligro de persecución para la Iglesia se hace extensivo a Haití, donde una huelga estudiantil motiva la expulsión del Obispo de Puerto Príncipe y en Santo Domingo que por iguales motivos Trujillo ha ordenado una campaña antirreligiosa que vulnera el propio Concordato, persiguiendo a aquellos sacerdotes que critican su forma de Gobierno despótica, como añade DIARIO DE LAS PALMAS 24 FEBRERO 61.
Unos misteriosos atacantes descargaron varias ráfagas de ametralladora sobre la cabeza de una agrupación de varios cientos de personas que contemplaban una representación de la Pasión de Cristo que se representaba en Gure a unos 60 kilómetros de La Habana. No ha habido muertos, pero varias personas han resultado heridas, al querer ponerse a salvo de los disparos. Estos hechos se produjeron en el momento en que la multitud gritaba a Pilatos que crucificara a Cristo. Varias ráfagas de ametralladora hicieron que la gente saltaran corriendo en todas direcciones atropellándose unas a otras. Fuerzas del ejército acordonaron inmediatamente toda la población y la policía detuvo a cinco hombres a quienes condujeron a la comisaría. DIARIO DE LAS PALMAS 1 DE ABRIL DE 1961
Con fecha 12 del mismo mes, en crónica desde Buenos Aires para la agencia EFE, se denuncia un "plan chino" para la destrucción de la Iglesia en Cuba. Según manifiestan varios periodistas hispanoamericanos, que publican el contenido de un proyecto que persigue dicho fin, elaborado por elementos de la China comunista y en parte llevado a la práctica por el Gobierno de Fidel Castro.
La propaganda, siguiendo dicho plan, deberá ir encaminada a mostrar a la Iglesia como dirigida por imperialistas extranjeros, lo que justificaría que el Gobierno castrista emprenda la urgente "reforma", para crear una jerarquía eclesial "patriótica" al tiempo que efectuar un llamamiento a los católicos para que opten por el Gobierno del pueblo en lugar de seguir a una Iglesia "vendida". Se pretende independizar a la Iglesia cubana del Vaticano cuidando de no variar la liturgia para que el pueblo bajo e inepto no encuentre grandes diferencias con la forma anterior. Cuando los obispos, elegidos por el pueblo, estén claramente seguros, se podrá ir eliminando paulatinamente la liturgia anterior y reducir la religión en un par de generaciones", según deducimos de noticia en DIARIO DE LAS PALMAS el 12 DE ABRIL 1961.
No obstante, parte del clero cubano sigue siendo objeto de persecución por los cargos más revolucionarios del gobierno de Fidel Castro. Por todo ello los abandonos de territorio cubano se hacen más frecuentes, llegando a contabilizarse más de cincuenta mil personas que lo intentan y entre las que se encuentran numerosos sacerdotes, monjas y religiosos en general, que a través de aviones sin descartarse otros medios, abandonan el país.
Con fecha 17 de mayo, un avión canadiense ha salido de La Habana, con dirección a Montreal, llevando a bordo cuarenta y cuatro monjas y diecisiete religiosos canadienses procedentes de las escuelas nacionalizas por el Gobierno cubano.
Según informa la Agencia EFE fechada en La Habana, el primer grupo lo hizo el pasado sábado a bordo de un buque español con destino al Puerto de la Coruña. DIARIO DE LAS PALMAS, 17 MAYO 1961. Radio "Cuba", en emisión captada en Miami, al mes siguiente, informaba que el jefe del Gobierno cubano ha decidido convertir varias escuelas religiosas confiscadas en enfermerías y centros de instrucción para niños donde se les instruirá de los fundamentos de la revolución emprendida. DIARIO DE LAS PALMAS 7 JUNIO 1961. Sin embargo, Radio La Habana anuncia la imposición de las primeras sentencias por "intento de abandonar territorio cubano, a dos personas, detenidas cuando trataban de salir de Cuba, y añade " para unirse a los elementos contra revolucionarios en el exilio.
La misma emisora informó que los detenidos han sido condenados a cinco años de cárcel cada uno, según leemos en el DIARIO DE LAS PALMAS, 17 MAYO 1961, si bien la avalancha de cubanos descontentos que pretenden abandonar Cuba es cada vez mayor.
Un avión especial en el cual viajan ciento cuatro súbditos norteamericanos, entre ellos cuarenta y seis monjas puertorriqueñas, ha despegado del aeropuerto local habanero con dirección al de Miami. Este vuelo es el segundo realizado para el traslado de súbditos norteamericanos desde Cuba a los estados Unidos.
La embajada de Suiza, que se ha hecho cargo de los intereses norteamericanos en Cuba, prepara un tercer vuelo para más de ochenta estadounidenses, DIARIO DE LAS PALMAS 7 JUNIO 1961.
La situación en la isla caribeña se vuelve hostil para la Iglesia Católica que tras los acontecimientos belicosos a que se la sometido, al que se une el asesinato del ex presidente dominicano Rafael Leónidas Trujillo, ha venido a intensificar la inquietud en la geografía del entorno cubano.
En un semicírculo de naciones, desde la península de Florida hasta Venezuela, tres naciones son centros neurálgicos de tensión: Cuba, la República Dominicana y Haití, en auténtica efervescencia motivada por los distintos rumbos políticos que las afectan, hacen que la actualidad se centre en ellas, una actualidad que posiblemente tenga graves repercusiones en un futuro mas o menos próximo, no solo para la Institución, sino para la estabilidad política en general, según DIARIO DE LAS PALMAS, 8 JUNIO 1961.
Días más tarde, la prensa anuncia, que los religiosos expulsados de Cuba llegan al Puerto de la Coruña. Ciento treinta y siete sacerdotes y monjas han sido recibidos en el puerto coruñés llegados a bordo del transatlántico español "Marqués de Comillas". Fueron recibidos por numerosas personas que les esperaban en la zona de desembarco, que les han tributado un cálido homenaje. Acudió a bordo del "Marqués de Comillas", una comisión presidida por el Abad de la Colegiata y preciado dominico de Su Santidad Monseñor Fernández Sánchez, el General Marías Gallego presidente de la Cruz Roja española; el doctor Cereijo Santamaría y otras autoridades.
El desembarco de los religiosos expulsados de Cuba constituyó un momento de gran emoción para los centenares de personas que se agolpaban en torno a ellos para tributarles una cariñosa acogida, según se desprende de la lectura de citado DIARIO DE LAS PALMAS DE FECHA 26 DE JUNIO 1961. Hoy, el régimen cubano, a pesar de todo, permite las procesiones litúrgicas de Semana Santa, pero bajo atenta "protección" policial, que ya es significativo.
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