Thursday, September 17, 2009
El Mendigo en la noche vienesa by Gaston Baquero
Fernandel
la soledad de un semejante...
Gaston Baquero , nacio en Banes Oriente
un 4 de marzo de 1918 .
Vebum
Espuela de Plata
Origenes
Clavileño
redactor jefe del Diario de La Marina
El mendigo en la noche vienesa
No puedo olvidar aquel mendigo,
de pie orgullosamente en un rincon de la noche,
clavado frente a las rojas cupulas de San Carlos,
mientras iban y venia indiferente la majestad
de la noche vienesa.
No puedo olvidar su gesto de Carlomagno, su barba
blanquisima y autoritaria , su talante de archiduque de
la resignacion,
ni su mano tendida en forma que parecia ordenar se
le hiciese caridad,
como si el fuese el emperador de los pobres y la
cupula de la miseria.
Su inovlvidable silencio, golpeador despertante, moles-
toso silencio
de quien esta por dentro henchido de verdades y
desdeña decierlas,
se adelantaba al paseante de la noche, lo sitiaba, e iba
zarandeandole
hasta dejarle sin respiro, atormentado , temiendo y
odiando
a aquel mendigo tan proximo , a aquel navio inmovil,
que presidia frente a la columnata espectral de San
Carlos
el deslizamiento enlutado hacia el vacio
que es la noche vienesa.
El perentorio discurso del silencio , o su mirada
tenaz como un enfermo asido a la ultima esperanza,
decian que el mendigo no reclamaba monedas en su
mano tendida,
que el no estaba alli para solicitar una habitual
caridad:
era otra cosa la que su desesperada paciencia mendi-
gaba,
era un oro distinto lo suplicaba por el.
Y su poderoso silencio gritaba a las entrañas del
pasante,
con el mismo decoro señorial con que Pascal gritaba;
callado el mendigo lloraba tenuamente en la noche un
himno.
que solo el oido de los huesos podian escuchar,
que solo una poderosa voluntad de compasion y de
orgullo
podia rescatar de entre los funebres sonidos
de la noche vienesa.
Pues el mendigo pedia uan pequeña alianza a los
humanos,
un momentaneo socorro contra la soledad largamente
padecida,
Y era como un guerrero negado a entregar su
estandarte,
como un soldado que sabe lo imposible de combatir
solo, y no quiere rendirse,
y desafiando al cielo y al infierno persiste en suplicar,
y vuelve los ojos a todas partes cuando es mas
dolorosa la batalla,
y solo sombras descubre en derredor,
hundida en sombras de subito la noche vienesa,
y hecha sombras la noche total del universo,
y alli aquel mendigo , fiero testigo en pie, con la mano
tendida hacia la nada,
acompañado solamente
por las abrumadoras sombras de su soledad y de la
soledad que ve en los otros.
Y nadie, nadie puede ayudarle , ni hacerle la caridad
que mudamente pide,
ni noy ni mañana ni nunca,
porque el hombre le es facil compartir sus monedas,
pero a ninguno le es dado pelear contra la soledad de
un semejante
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment