Sunday, May 17, 2009
Hay canallas en todos los puntos cardinales by Francisco Javier Acuña
Caricatura
de Juan David
Hay canallas en todos los puntos cardinales
Francisco Javier Acuña - El Excelsior de Mexico
17-May-2009
La diminuta encargada de la cancillería mexicana ha dado tumbos frente al gobierno de La Habana.
Defensores del anciano barbado de Las Antillas, a pesar de su inflamado nacionalismo (mexicanista), hacen piruetas para no fustigar las irresponsables invectivas que nos lanza lo que queda del temible y a la vez irresistible Fidel Castro.
Es lamentable que siga siendo apreciado y admirado ese que se hizo viejo aferrando a la isla su poder total, él que la paralizó en el tiempo al extraerle la savia de la libertad. Cual vampiro, Castro ha transformado a Cuba en una Transilvania tropical. La isla es hoy un museo vivo de la miseria humana y la insoportable opresión que, sin embargo, se atenúa por la inagotable energía y el incansable duende de su gente.
Cuba es —a pesar de su verdugo— un edén que espera con impaciencia que su tirano, el que la eclipsa, por fin se le muera, aunque no sea como Ceaucescu (apedreado por una turba) —y perdón por insinuarlo— ya no importa el como, sólo que finalice su mandato: inclusive acostadito en la cama o colgado en su hamaca, tal vez estrangulado por un torpe movimiento (un extraño atorón de las barbas con un impertinente lazo suelto). Es preciso reconocer que la gente que eso deseaba se fue yendo a Miami y ya se ha muerto casi toda, pero también en la Habana —claro, a hurtadillas— la gente lo piensa y con enorme cautela lo murmura: “¡Ya es hora, ya nos toca!” Ojalá que el sádico abuelo tenga la caridad de dar a su sufrido pueblo la maravillosa y alegre noticia, que se apiade y los deje descansar. De seguro llorarán, de dicha, pero llorarán. Los masoquistas ideológicos, lo extrañaran.
El gobierno de Calderón tendrá que entender la lección. Sin el desparpajo de Fox ni la densidad antipática y agresiva de Jorge Castañeda, la diminuta encargada de la cancillería mexicana ha dado tumbos frente al gobierno de La Habana, ha sido lastimoso saber que paisanos han sido apresados allá con la acusación de portar la influenza humana. Es desesperante ver a la ingenua canciller pegar a la piñata autoritaria —del hermanastro Fidel— con la vara equivocada. Ahora ya lo saben, con esos no se puede. Uno se emociona con la posibilidad de vivir para ver el desenlace del “icono de la rebeldía latinoamericana”, el ocaso del otrora invencible comandante, un promontorio andante que calzaba botas, vestido de boina verde olivo y casaca militar, un capataz abusivo que fumaba su gran Cohiba, un embaucador histórico que se queja del embargo comercial del que se ha beneficiado; es y será, para algunos, encantador, empero es una bestia rapaz similar en sus fechorías despóticas al tremendo Franco y al pérfido Pinochet.
Es inevitable recitar la obra del gran Benedetti —que para bien de la humanidad ha recuperado su salud— y, de entre esas composiciones poéticas musicalizadas, una denominada Habanera, en la que fustiga con tan elegante rima la utopía de esa revolución: “Hay mulatas en todos los puntos cardinales”. Lo anterior, en respuesta y denuncia a la justificación de rescatar a Cuba de las manos sucias de Batista que la hizo un prostíbulo de los yanquis. Tras 50 años de cautiverio sabemos que para eso quería Fidel a Cuba, para volverla un prostíbulo del comunismo virtual, negocio del proxeneta que expende las afrodicias al servicio del mejor postor capitalista (Fidel es el socio del inversionista español).
Acá las cosas van peor, los canallas afloran en todos los frentes y salen de sus madrigueras por los cuatro puntos cardinales. Los más temidos, los del crimen organizado, hacen de las suyas en completa inpunidad . Urge reconducir el desamparo frente al narcoterror, en cada ciudad se requiere un Alberto Capella, ese intrépido luchador social bajacaliforniano, héroe de nuestro tiempo, abogado audaz que supo movilizar a la sociedad tijuanense para exigir: “¡Basta ya!” Sin duda hay canallas en todos los puntos cardinales o pregúntenle a los deudos del abogado guatemalteco que fuera asesinado como acá lo fue en 1985 Manuel Buendía, lo único diferente es que allá la cohesión de la indignada población pude hacer que caiga el impresentable gobierno del mustio señor Colom.
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