Monday, May 18, 2009

Cae Jose Marti by Jose Luis Fernandez


To: listavoz@lavozdecubalibre.org
Date: Mon, 18 May 2009
19 de mayo 1895: cae José Martí en Dos Ríos
José Julián Martí y Pérez (* La Habana, Cuba; 28 de enero de 1853 – † Dos Ríos, Cuba; 19 de mayo de 1895), también conocido por los cubanos como El Apóstol, fue un político, pensador, periodista, filósofo, visionario de la tirania que seria el marxismo, poeta y masón cubano, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria.


Era el 19 de mayo de 1895, en campos de Dos Ríos acababa de morir José Martí, cuando Máximo Gómez escribía en su Diario "(...) al lado de un instante de ligero placer, aparece otro de amarguísimo dolor".

Esas palabras resumen, por sí mismas, no solo la cotidianidad de toda guerra: hoy se puede estar vivo, pero mañana se puede morir; sino también el reconocimiento a quien, sacrificándolo todo, se puso al servicio de la Patria organizando el nuevo proceso emancipador.

La prédica martiana en territorio norteamericano resultó eslabón fundamental en el proceso iniciado el 24 de febrero de ese propio año.

Lograr la necesaria unidad entre los combatientes de contiendas anteriores, así como hacer renacer la confianza en quienes desalentados por fracasos anteriores se sentían incrédulos, fueron temas de sus más encendidos discursos de esa etapa previa a la arrancada de la contienda.

La lucha se inicia sin la presencia de los principales líderes.

Martí, acompañado de Máximo Gómez, arribó a territorio cubano por la zona de Playitas. Después de mucho tiempo volvía a pisar su amado suelo.

Durante todo el tiempo que medió desde su desembarco hasta el momento de la caída, estuvo él junto a las fuerzas del general Gómez, que se movían por la zona oriental. Poco sabía del arte de guerrear, aunque sí de guerras, pues pacientemente había estudiado los más descollantes hechos de la contienda independentista precedente y de la lucha emancipadora de Latinoamérica.

En la mañana del 19 de mayo se produjo una cruenta acción entre las huestes mandadas por Gómez y una columna española de más de 800 efectivos; y aunque ordenó a Martí quedar junto a Ángel de la Guardia, este no lo obedeció y deseoso de entrar en acción muy pronto cayó abatido por las balas.

El cadáver del Apóstol quedó en manos enemigas. A partir de ese momento su cuerpo sería sepultado y exhumado en varias ocasiones.

Inicialmente sus restos fueron trasladados hasta el poblado de Remanganaguas por las huestes peninsulares encabezadas por el coronel José Ximénez de Sandoval, quien había dirigido también el enfrentamiento donde pereciera el autor de los Versos Sencillos.

En horas de la mañana de la jornada siguiente lo enterraron en tierra viva y solamente con el pantalón con que iba vestido. Allí fue sepultado en una fosa debajo del cadáver de un soldado español.

Sin embargo, aún quedaban dudas de la veracidad de la muerte de su muerte y en consecuencia el día 22 de ese propio mes, Sandoval fue instruido de proceder a la exhumación de los restos, embalsamar el cadáver y trasladarlo a Santiago de Cuba, a fin de disipar cualquier duda, a la vez que recibir los honores que le correspondían.

Por ello acudió el doctor Pablo Aurelio de Valencia Forns, quien debía encargarse, además de dictaminar que era el cuerpo de Martí, de realizar los servicios requeridos para el embalsamamiento.

El 23 partió la columna hispana con el féretro que transportaba el cuerpo y por el camino fue frecuentemente tiroteada por los mambises, en infructuoso intento de rescate.

A su llegada al poblado de San Luis fue custodiado en el patio del Cuartel Militar del lugar, siendo embarcado posteriormente por tren hacia territorio santiaguero, escoltado por un destacamento de 81 soldados.

Al arribar en la tarde del 26 a aquel sitio se redobló la protección para evitar cualquier intento de rescate por los insurrectos, prohibiéndose la entrada a la muchedumbre congregada a la puerta de la estación.

Los restos permanecieron en el interior del vagón transporte hasta bien entrada la noche, momento en cual fueron trasladados hasta la capilla del cementerio, en tanto se creaban las condiciones precisas para su enterramiento a la mañana siguiente.

Antes de proceder a darle sepultura y ante la ausencia de persona alguna que pronunciara el último adiós a tan insigne figura, el coronel Sandoval dijo las palabras de despedida. El ataúd fue depositado en el nicho 134 de la galería sur del cementerio de Santa Ifigenia.

En 1907 por razones sanitarias se demolieron los nichos de dicho campo santo, con excepción del espacio donde estaba ubicado el que guardaba los restos del Héroe Nacional. No obstante, estos fueron extraídos nuevamente para garantizar su preservación, pues el Ayuntamiento de Santiago de Cuba construiría un monumento para albergar ese nicho.

El hecho aconteció con la presencia de José Martí y Zayas Bazán y numerosas personalidades de la provincia. Al comprobarse que los despojos estaban completos, los depositaron en una caja de plomo que posteriormente fue sellada e introducida en otra de caoba, para después ser depositada nuevamente en el nicho.

Nuevamente los desenterraron el ocho de septiembre de 1947 y los depositaron de manera transitoria en el Retablo de los Héroes, donde permanecieron mientras era concluido el Mausoleo actual, cuya inauguración ocurrió el 30 de junio de 1951.

Así reposarían definitivamente en Santa Ifigenia los restos de José Martí, el Apóstol, El Maestro, de aquel hombre que con su trayectoria y entrega se había convertido en la entraña misma de la conciencia nacional de los cubanos, al criticar a los que viajaban a la isla mientras el pueblo estaba sojuzgado por el coloniaje..

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