Sunday, December 20, 2009

Eugenio Pacelli Pio XII Camino a la Beatificacion




Biografía
El Papa Pio XII anti- comunista
anti- dictadura. Difamado por
sus enemigos.


Eugenio Pacelli en 1882
Nació en el seno de una familia aristocrática, cuya historia los unía al papado, ya que pertenecían a la llamada nobleza negra. Su nombre de nacimiento era Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli Graziosi. Era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de Acquapendente y de Sant'Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.
Su abuelo paterno, Marcantonio Pacelli, fue secretario segundo en el Ministerio de Finanzas de los Estados Pontificios1 y luego secretario del Interior bajo el papado de Pío IX (a quien acompañó al exilio de Gaeta) desde 1851 hasta 1870; fundó el periódico del Vaticano, L'Osservatore Romano en 1861;.2 Su primo, Ernesto Pacelli, fue uno de los más importantes consultores financieros del papa León XIII. Su padre, Filippo Pacelli, fue el decano de la Sacra Rota Romana; y su hermano, Francesco Pacelli, fue un renombrado abogado especializado en derecho canónico, conocido por las negociaciones en los Pactos de Letrán en 1929, logrando un fin a la Cuestión Romana y a quien Pío XI luego nombraría marqués.3
A la edad de doce años anunció sus intenciones de ingresar en un seminario en lugar de ser abogado. La mayoría de la información biográfica que existe sobre la infancia de Pacelli proviene de la obra de la hermana Margherita Marchione.4
Hizo sus primeros estudios en una escuela católica privada. Luego de terminar sus estudios primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el liceo «Ennio Quirino Visconti» de dicha ciudad, una escuela con tendencias anticlericales y anticatólicas.
En 1894, a la edad de dieciocho años, ingresó en el seminario de Capranica, para lograr su ordenación sacerdotal. Sin embargo, no soportó el internado, por lo que en el verano de 1895 abandonó el Capranica y se matriculó para el siguiente año en el Instituto Apollinare. Fue ordenado sacerdote en el año 1899 y se matriculó en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Instituto Apollinare de la Pontificia Universidad Lateranense5
Desde 1895 hasta 1896, estudió filosofía en la Universidad de La Sapienza, en Roma.5 En 1899, se doctoró en teología y in utroque iure (en derecho civil y canónico).5 En el seminario había recibido una dispensa especial para vivir en su casa, debido a problemas de salud.
Vincenzo Vannutelli, cardenal del título de S. Silvestro a Capite y avezado diplomático, que era amigo personal de su padre, lo tomó bajo su protección y lo tuteló en sus estudios.
Funciones eclesiásticas


Aquel 2 de Abril 1 8 9 9
Pacelli ordenado presbítero
Sacerdote y monseñor [editar]
Fue ordenado sacerdote el domingo 2 de abril de 1899, (Domingo de Resurrección) por el Obispo Francesco Paolo Cassetta —vice-regente de Roma y amigo de la familia— y recibió su primera asignación como encargado en Chiesa Nuova, donde había servido como acólito.6
En 1901, ingresó en la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, una sub-oficina de la Secretaria de Estado Vaticano, en donde se convirtió en un minutante, gracias a la recomendación del cardenal Vannutelli.6
En 1904, Pacelli fue nombrado chambelán y en 1905 prelado doméstico de Su Santidad.6 Desde 1904 hasta 1916, el padre Pacelli asistió al cardenal Gasparri en su codificación del derecho canónico en el Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.7 Fue también elegido por el papa León XIII para entregar las condolencias en nombre del Vaticano a Eduardo VII de Inglaterra, luego de la muerte de la reina Victoria.8 En 1908, sirvió como representante del Vaticano en el Congreso Internacional Eucarístico en Londres,8 donde conoció a Winston Churchill.9 En 1911 representó a la Santa Sede en la coronación del rey Jorge V de Inglaterra.7
En 1908 y 1911, Pacelli rechazó ser profesor en derecho canónico de la Universidad La Sapienza de Roma y en la Universidad Católica de América, respectivamente. Pacelli se convirtió en el sub-secretario en el año 1911, y secretario-adjunto en 1912 (posición que recibió durante el papado de Pío X y que mantuvo en el papado de Benedicto XV) y en 1914 fue secretario del Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios— siendo sucesor de Gasparri, quien fue promovido a Cardenal Secretario de Estado.7 Como secretario, Pacelli concluyó un concordato con Serbia, cuatro días antes del asesinato de Archiduque de Austria-Este, Francisco Fernando en Sarajevo, en el atentado de Sarajevo.10 Durante la Primera Guerra Mundial, Pacelli llevaba el registro Vaticano de los prisioneros de guerra. En 1915, viajó a Viena para asistir a Monseñor Scapinelli —el nuncio apostólico de Viena— en sus negociaciones con Francisco José I de Austria, sobre Italia.11
Arzobispo y nuncio [editar]


El nuncio en 1925
El papa Benedicto XV designó a Pacelli como nuncio apostólico en Baviera el 23 de abril de 1917, consagrándolo obispo titular de Sardes e inmediatamente elevándolo a arzobispo en la Capilla Sixtina el 3 de mayo de 1917, antes de que partiera a Baviera, donde se reuniría con el rey Ludwig III el 28 de mayo, y luego con el Kaiser Guillermo II.12 Como por esa fecha no había nuncio en Prusia, Pacelli fue, por motivos prácticos, nuncio de todo el Imperio Alemán, teniendo su nunciado extendido oficialmente el 23 de junio de 1920 y en 1925 a Alemania y Prusia respectivamente.13 Muchos de los ayudantes de Pacelli en Múnich seguirían con él hasta el final de su vida, incluyendo a la Hermana Pasqualina Lehnert —ayudante, amiga y consejera de Pacelli durante 41 años—.
Cardenalato [editar]
En 1929 el papa Pío XI lo nombra cardenal presbítero del título de Ss. Giovanni e Paolo y dos meses después, a la dimisión de Gasparri, Secretario de Estado. Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por este cardenal, pero además Pacelli era sin duda el mejor experto en política alemana y era Alemania el país que marcaba el ritmo de la época.
Negoció y firmó los concordatos de la Santa Sede con el ducado de Baden (1932), la república de Austria (1933) y el reino de Yugoslavia (1935). Destaca históricamente la firma del Concordato imperial entre la Santa Sede y la Alemania Nazi, con el apoyo de los dirigentes conservadores y católicos alemanes Franz von Papen y Ludwig Kaas. Este Concordato sigue vigente hasta la actualidad.14 15
Por otro lado, una de sus actuaciones más importantes como Secretario de Estado fue dar forma a la que luego sería la encíclica Mit brennender Sorge, la cual supuso una dura condena de las políticas del régimen nazi. Esta encíclica se escribió a iniciativa de los obispos alemanes, redactada en Roma en un primer borrador por Michael von Faulhaber, cardenal del título de Santa Anastasia y arzobispo de Múnich y Freising. Pacelli fue el autor del texto definitivo. Fechada el 14 de Marzo de 1937, fue leída en todas las iglesias alemanas el Domingo de Ramos (21 de Marzo), provocando la ira de Hitler. Fue respondida por el aparato de propaganda del régimen a cargo de Joseph Goebbels.
Durante la permanencia en el segundo cargo vaticano viajó a los Estados Unidos, a Argentina, a Hungría y a Francia. Se reunió con mandatarios de estos países, circunstancia que le empezó a otorgar gran proyección internacional.
Pacelli acumuló a la Secretaria de Estado (cargo al que no renunció ni aun siendo Papa) los puestos de arcipreste de la Patriarcal Basílica Vaticana (1930), de gran canciller del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana (1932) y de Camarlengo de la Santa Iglesia Romana (1935).
Elección papal
A la muerte de Pío XI, la organización de la sede vacante correspondió a Pacelli por su cargo de camarlengo. Él, precisamente, era el candidato favorito. Después de un cónclave de sólo dos días y a la tercera votación, fue elegido Papa. Era el 2 de marzo de 1939. Diez días después fue coronado por el cardenal Camillo Caccia Dominioni, protodiácono de Santa Maria in Dominica. En ese mismo año mandó realizar unas excavaciones en los sótanos del Vaticano para confirmar la certeza de la tradición cristiana que afirmaba que el Vaticano se había construido sobre la auténtica tumba del Apóstol Pedro. Se hallaron varias tumbas antiguas y una de ellas tenía una inscripción que señalaba que allí se encontraba enterrado el apóstol. En 1964 Pablo VI confirmaría que se trataba de los restos de Pedro y en el año 2006 con Benedicto XVI se volvió a confirmar este hecho.
Pío XII era el primer Papa sin ninguna experiencia pastoral, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Como medida preventiva, previamente a su coronación, había redactado ante notario una carta de renuncia en el caso de que fuera hecho prisionero por los nazis.
Papado
Polemica
Una de sus primeras decisiones como Papa fue, en abril de 1939, la de borrar del Índice las obras de Charles Maurras, fundador de la Action Française, grupo antisemita y anticomunista, a cuyos miembros les fue levantada la prohibición de recibir los sacramentos que pesaba sobre ellos desde el pontificado de Pío XI.
También este año publicó su primera encíclica, la Summi Pontificatus, por la que condenaba cualquier forma de totalitarismo. Sin embargo, en la recién estallada II Guerra Mundial mantuvo, al menos desde un punto de vista formal, una neutralidad entre los beligerantes, tal como había hecho Benedicto XV en la contienda anterior. A efectos prácticos, mantuvo el Concordato que él mismo había firmado con la Alemania Nazi cuando aún era cardenal, bajo el pontificado de su predecesor Pío XI. Su mayor propósito era conservar la presencia católica en los países al margen de su alineamiento en la guerra, y por ello al fin de ésta se sintió fuertemente agraviado por el ateísmo militante en los países que quedaron en la órbita de la Unión Soviética. Aunque había quedado patente su labor caritativa y paliativa de las consecuencias del conflicto, su actitud demasiado tibia y contemporizadora de antes de que estallara y partidista de después de su conclusión, ha sido y es objeto de gran polémica, aunque cabe señalar que apoyó a miles de judíos, directa e indirectamente, como es el caso de quienes salvaron sus vidas por actas de bautismo falsas que él ordenó se les fueran dadas.
Ruta de Ratas ***
Por otra parte, muchos criminales de guerra nazis lograron huír gracias a la "ruta de los monasterios" o "ruta de las ratas", habilitada por el obispo Alois Hudal. Hudal afirma en sus memorias que contaba con la aquiescencia vaticana para favorecer esta huida.
Después de la Segunda Guerra Mundial
Las actividades anti-comunistas del Papa Pío XII se volvieron más fuertes después de la guerra. En 1948, Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara a los candidatos comunistas en las elecciones parlamentarias de ese año sería excomulgado e instó a Azione Cattolica para que apoyara al Partido Demócrata Cristiano Italiano. En 1949, autorizó a la Congregación para la Doctrina de la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista. También condenó públicamente la Revolución Húngara de 1956.16
Le tocó ser el Papa de la Guerra Fría, y en este contexto su opción fue clara: ferviente anticomunismo y aproximación a la nueva potencia emergente, los Estados Unidos de América. En este sentido resultó determinante su amistad personal con Francis J. Spellman, arzobispo de Nueva York y vicario militar de las fuerzas norteamericanas, al cual nombró cardenal del título de Ss. Giovanni e Paolo (1946).
Terminada la guerra, Pío XII también fue el vocero para instar a la clemencia y al perdón de todas las personas que participaron en la guerra, incluyendo a los criminales de guerra. Así también presionó, mediante el nuncio de Estados Unidos, para conmutar las sentencias de los alemanes convictos por las autoridades de ocupación. El Vaticano solicito el perdón para todos aquellos que estaban condenados a muerte, una vez que se permitió la ejecución de criminales de guerra en 1948.17
Reconoció explícitamente el régimen surgido en España de la guerra civil (1936–1939). En 1953 firmó con el general Franco un concordato que daba base jurídica al llamado «Nacional-catolicismo» español: con notables ventajas para la Iglesia a cambio de la legitimación de aquel sistema.
Pío XII también realizó el concordato con Rafael Trujillo de la República Dominicana en 1954. En este país los derechos de la Iglesia Católica fueron violados por los regímenes represivos. Pío XII también excomulgó a Juan Perón en 1955 por sus arrestos a oficiales de la Iglesia.
Dentro de la Italia de posguerra, a pesar de la tutela y el favorecimiento al partido de la Democracia Cristiana, llegó incluso a enfrentarse con su líder Alcide de Gasperi por el rechazo de éste a cualquier pacto con la extrema derecha y en cambio por su interés en colaborar con la izquierda dentro del mejor espíritu democrático. Pío XII movilizó todas sus fuerzas para impedir el acceso de un socialista a la alcaldía de Roma (1952), pero no lo consiguió.
El 1 de noviembre de 1950 y mediante la constitución apostólica Munificentissimus Deus promulgó la doctrina de la Asunción de la Virgen como dogma de fe católica. Es el último dogma que la Iglesia Católica ha definido hasta hoy.
Uno de sus últimos documentos fue la encíclica Fidei donum (1957), por la que invitaba a toda la Iglesia a reactivar el espíritu misionero, especialmente en África.
Falleció el 9 de octubre de 1958 en la villa papal de Castel Gandolfo y fue sepultado en las grutas vaticanas. En 1965 el papa Pablo VI inició su causa de beatificación junto con la de su sucesor Juan XXIII. Benedicto XVI autorizó en 2009 la publicación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de los Papas Juan Pablo II y Pío XII, que de este modo pasaron a ser reconocidos como "venerables" por la Iglesia.
*** Obispo Alois Hudal
Responsable de la Ruta de Ratas


El resultado catastrófico de la guerra que acabó en 1945, entre otras muchísimas consecuencias trajo consigo que incluso la Iglesia Castólica Romana ha tenido que someterse en parte al imperio de los vencedores. Es inevitable que la Iglesia tenga que adaptarse a la legalidad dominante, pero quizás hoy falta el coraje y fe necesarios para llegar a dar testimonio arriesgando la propia vida. En Rusia, Méjico y España miles de cristianos murieron mártires para no renunciar a su fe. Esto ocurrió antes de 1945… pero, al parecer, tras el concilio Vaticano II, que algunos observadores han juzgado como la claudicación del Vaticano ante los valores de la Enciclopedia masónica… la Iglesia no tiene el coraje de defender incluso sus actos más recientes. Es el caso del obispo Alois Hudal, del cual hoy apenas hay gente que tenga noticia de su existencia… La explicación de este silencio es que sintió admiración hacia el III Reich, pese a que lógicamente, como católico, tenía ciertas reservas y objeciones hacia algunos aspectos del Nacionalsocialismo.

Tan poca es la información que hay disponible sobre el obispo Alois Hudal, que sólo hemos hallado en internet una semblanza hostil hacia su memoria. Aquí reproducimos un resúmen:


MONSEÑOR ALOIS HUDAL
La red de fuga en que intervino el Vaticano se llamó “la ruta de los monasterios” o “la ruta de las ratas” y fue la más eficaz de todas las vías de escape planificadas por los conjurados de la Maison Rouge de Estrasburgo. Estimaciones coincidentes indican que cinco mil jefes nazis alcanzaron a escapar gracias a esta organización. Su sede central estaba en la capital italiana, operaba desde oficinas propias bajo la cobertura de la Pontificia Comisión de Asistencia (PCA) (2) a la que Pio XII había conferido competencia exclusiva en el manejo de los temas vinculados a prisioneros y refugiados de guerra. El cerebro era el obispo austríaco Alois Hudal, jefe de la sección austríaca de la PCA y rector del colegio alemán Santa María dell’ Anima, sito en Piazza Navona, en Roma. Este obispo fue autor de un libro llamado “Las Bases del Nacionalsocialismo” (Die Grundlagen des Nationalsozialismus), una verdadera apología del nazismo. Fue editado en Leipzig y en Viena en 1936, y un ejemplar del mismo fue enviado por Hudal a Hitler, con una dedicatoria manuscrita que decía: “Al artífice de la grandeza alemana”. Asimismo Hudal se autoproclamaba “jefe espiritual de los católicos germanos residentes en Italia”.
Para determinar el papel que Hudal jugó en la huida de los jerarcas nazis hay varias fuentes posibles:
Sus propias memorias (“Diarios Romanos”)
La versión de los historiadores oficiales de la Iglesia
Un informe del agregado militar de los EUA en Roma en 1947
Los archivos del Vaticano y de Santa María dell’ Anima
Sus memorias y la versión oficial del Vaticano se complementan extrañamente.
1. En sus memorias, Hudal no duda en admitir la ayuda que prestó a los criminales prófugos. Mantuvo esta posición hasta su muerte ocurrida en 1962. Según el propio Hudal, esta tarea de ayuda corría por cuenta del Vaticano. Para Ignacio Klich, coordinador académico de la Comisión por el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (CEANA), esto no ofrece duda alguna: “El rol de Hüdal durante la guerra no habría sido posible sin la luz verde de la Santa Sede”.
2. La opinión contraria fue sostenida por Robert Graham, un sacerdote jesuita historiador oficial del trono papal. La tesis de Graham para desautorizar a Hudal es simple: estaba fuera del Vaticano. Dicho de otra forma: Hudal habría actuado solo y por su cuenta. Sin embargo como consigna Ignacio Klich en “Le Monde Diplomatique” (3):“..es quizás cómodo actualmente hacer del obispo Hudal el principal responsable de las evasiones, pero conviene subrayar que ni la ruta de los monasterios ni su propio papel durante la guerra, hubieran sido posibles sin la luz verde de la Santa Sede.” Cabe agregar que esta tesis del Vaticano tampoco explica el hecho de que muchos otros religiosos, como ya veremos, también colaboraron, y mucho, con los fugitivos del III Reich.
3. Un elemento de juicio capital es un memorándum secreto dirigido en mayo de 1947 al Secretario de Estado norteamericano, George Marshall, por el agregado militar en Roma, Vincent La Vista. Este documento recién salió a la luz treinta y cinco años después de redactado. Fue obtenido por el historiador Charles Allen Jr. y fue publicado en la prensa de Paris y New York en febrero de 1983 (4). Sin ningún tipo de eufemismos en el informe se define al Vaticano como la “principal organización implicada en el movimiento ilegal” de personas, dando los detalles sobre el funcionamiento de una gigantesca red de evasión. Según el militar norteamericano desde 1947 existía una compleja organización dirigida por altos dignatarios vaticanos, encargada de poner a salvo a los nazis que vagaban sin rumbo por Europa. El funcionamiento de la red se basaba en una cadena de recomendaciones y conocimientos personales que permitía a los prófugos conseguir asilo, dinero y documentos antes de ser embarcados para puertos seguros. Este informe se ocupa naturalmente del obispo Alois Hudal, pero también agregó una lista de otros veintiún dignatarios vaticanos implicados en la organización de fugas, citando entre ellos al cardenal italiano Humberto Siri, al arzobispo yugoslavo Kronislav Draganovic, el obispo Iván Bucko, así como una larga de serie de sacerdotes. (5) La veracidad de este informe, que no ha sido rebatido convincentemente por la Iglesia, iba a comprobarse con el correr del tiempo.
4. Es muy significativo que aún hoy, en pleno siglo XXI, los archivos del Vaticano y de Santa María dell’Anima permanecen todavía cerrados a cal y canto por la jerarquía vaticana, que no permite que nadie investigue los documentos que allí se guardan vinculados a este tema





ALOIS HUDAL (n.Gratz, 1885 – m.Roma, 1963)
Después de la Segunda Guerra Mundial la Iglesia negó todo conocimiento sobre las redes que habían ayudado a huir a miles de criminales de guerra nazis. Ante cualquier insinuación de lo contrario, el Vaticano recurría a “historiadores de renombre” que negaban tal punto, como el jesuita Robert Graham. Con el paso de los años, y gracias a denuncias como la de Simón Wiesenthal y la revista americana Reform Judaism, pero sobre todo gracias a las memorias de varios de estos nazis fugitivos se llegó a comprobar la existencia de la llamada “red de los conventos” integrada en la organización ODESSA y dirigida por miembros de la Iglesia, entre los que sobresale el obispo austriaco Alois Hudal.
Hudal, rector del Colegio Pontificio de Santa Maria dell´Anima y representante de la Conferencia Episcopal Alemana ante el Papa, se hizo famoso ya antes de la guerra por su antisemitismo (afirmaba entre otras cosas que el estado liberal era el responsable de haber derribado los muros del gueto) que le llevó a dar su visto bueno a las leyes de Nuremberg, y por intentar conciliar el nazismo con la fé católica. Hudal, ferviente nacionalista alemán, veía el nacionalsocialismo como una continuación del Sacro Imperio Romano Germánico que podía hacer frente al peligro del marxismo y el judaismo (los consideraba lo mismo). No estaba conforme sin embargo con las radicales reformas sociales que proponían los nazis, pensaba que, llevado a su extremo, el nazismo podía sustituir a la religión, en vez de unir a los pueblos alemanes bajo la fé que debía venir de Roma. Por todo ello, al final sus ideas fueron rechazadas en mayor o menor medida tanto por Roma como por los nazis.
Después de la guerra Hudal pasó de convencido nacionalista a luchador contra el comunismo, y fue uno de los que extendieron la idea de que había muchos prisioneros nazis que, no solo eran inocentes de los crímenes de guerra de los que se les acusaba, sino que eran grandes luchadores anticomunistas que podían ser muy útiles en el futuro y que en aquellos momentos necesitaban de toda la “ayuda humanitaria” que la Iglesia pudiera prestarles. La participación en estas mismas ideas por parte del Papa Pio XII y de su consejero Giovanni Montini (el futuro Pablo VI) ha sido muy discutida por el Vaticano (Graham), que afirma que el Papa no solo no conocía las andanzas de Hudal, sino que ni siquiera le recibía por su relación con el nazismo. Sin embargo otros autores dicen que Hudal no solo era el representante de los obispos alemanes ante el Papa, sino que también era secretario de Montini, además de amigo íntimo de ambos, con lo cual es difícil que no estuvieran enterados de sus actividades. La cuestión es que tras la guerra se creó una red que permitió la huída de unos 30.000 jerarcas nazis a América mediante fondos que venían de organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y otras más oscuras relacionadas con el OSS americano y el MI6 británico. Durante años fue célebre el monasterio de la vía Sicilia, en Roma, por el que pasaron criminales tan tristemente famosos como Franz Stangl, comandante de Treblinka; Gustav Wagner, comandante de Sobibor; Walter Rauff, inventor de las cámaras de gas móviles o el mismísimo Adolf Eichmann. Todos ellos obtuvieron documentación falsa de Hudal, y luego acabaron refugiados en la Argentina de Perón, donde muchos escribieron memorias que daban luz a la trama. Pese a ello, la Iglesia siguió negando su relación con el asunto.
Antes de su muerte en 1963, Hudal reconoció en sus “Diarios Romanos” su implicación en la red ODESSA, considerada como un acto de caridad.

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