Tuesday, June 16, 2009

Carmen Montejo Hija predilecta de Pinar del Rio



UNA MUÑECA PINAREÑA

por Dany Francisco Tejera

Cuando en 1896 el enviado de los hermanos Lumière, Gabriel Veyre desembarcó en nuestro país procedente de México para realizar las primeras funciones cinematográficas en Cuba, lejos estaban los habitantes vueltabajeros de imaginar que aquel espectáculo de feria devenido posteriormente en arte y potente industria, poco tiempo después de su aparición en el gran café de los capuchinos de París, se extendería por distintos lugares de este territorio a través de carpas sin un asentamiento fijo para su difusión.

Los datos anteriormente ofrecidos constituyen el resultado de una investigación sobre la historia de la exhibición en la más occidental de las provincias cubanas concluida recientemente.

En sus inicios los filmes, con sólo un minuto de duración, no precisaban de actores ni guiones. Cualquier acontecimiento fortuito podía servir de tema para la realización de ellos pues, lo que constituía un verdadero fenómeno para el público de entonces, era esa ilusión de movimiento que perciben nuestros ojos cuando los fotogramas desfilan ante el foco luminoso del proyector a velocidades que han sido a través del tiempo de 13-17 y 24 x segundo, que es la que más se aproxima a la realidad.

Pero la obra de los hermanos Luís y Augusto Lumière apoyada por genios como Tomás Alva Edison no interrumpiría su evolución transformadora y en su largo bregar hacia el perfeccionismo incorporaría poco después al actor. A partir de entonces, nombres como los de Charles Chaplin, Marx Lynder, Buster Keaton, Stan Laurel y Oliver Hardy, Charles Shase, Douglas Fairbanks, Rodolfo Valentino, Gloria Swanson y centenares más, alcanzaron el pináculo de la fama gracias a este maravilloso mundo de las imágenes .

El naciente arte ofrecía incalculables posibilidades económicas que no fueron avizoradas por sus descubridores. Fue un comerciante francés nombrado Charles Pathé quien al adquirir los derechos para su explotación, se encargaría de difundirlo por el mundo, monopolizando desde las tres ramas fundamentales: exhibición, producción y distribución; hasta la fabricación de proyectores y demás accesorios. Esta rápida propagación permitiría que desde muy temprano muchos países aportaran talentos que hasta nuestros días han contribuido al enriquecimiento de la historia de este arte. Cuba, fundamentalmente después del triunfo revolucionario, ha sido uno de ellos si tenemos en cuenta a documentalistas como Santiago Alvarez, realizadores como Tomás Gutiérrez Alea, Octavio Cortázar, Homberto Solás, Manuel Octavio Gómez, camarógrafos como Jorge Herrera y maestros del dibujo animado como Juan Padrón, así como un excelente elenco de actores cuya fama trasciende nuestras fronteras.

Pero, por una cuestión de regionalismo, quisiéramos referirnos a un grupo de pinareños del pasado y del presente que hicieron su aporte al desarrollo de esta manifestación cultural. Son ellos: Alicia Rico, nacida en el municipio de Guane, a quien admiramos en cintas como "El romance del palmar" y "La mesera del Café del Puerto", Verónica Lynn, natural de San Diego de los Baños, municipio Los Palacios, que aparece en filmes como "Lejanía" y "La Bella del Alhambra", Rogelio Blaín, de Aspiro, municipio de San Cristóbal "Ustedes tienen la palabra"; Raúl Eguren, oriundo de Sumidero en Minas de Matahambre que ha intervenido en más de una treintena de películas, Luís Alberto Ramírez, que junto a Blaín aparece en "Ustedes tienen la palabra", y más recientemente Roberto Caveda, de Pinar del Río, que interpretó al máximo líder de la Revolución en el largo metraje (Che).

Pero el personaje central de este trabajo es una mujer, que aunque desarrolló toda su carrera artística en el hermano país azteca, constituye un orgullo para la provincia y el municipio que la vio nacer: San Cristóbal. Su nombre verdadero: María Teresa Sánchez, conocida artísticamente como Carmen Montejo y que abrió los ojos al mundo en el caserío de Chirigota en 1924.

Carmen Montejo, que desde muy pequeña revelaría sus aptitudes para la actuación en representaciones escolares, parte siendo aún una adolescente para México a visitar familiares; éstos al descubrir las cualidades de la niña, contactaron con grupos aficionados y ese sería el inicio de una larga y fructífera carrera que no ha podido interrumpir el tiempo hasta el día de hoy. El cine le abriría sus puertas y nuestra heroína las atravesaría para triunfar totalmente.

Recordamos sus actuaciones en cintas como: "La vecina de enfrente" y "No Matarás" al lado de esa estupenda actriz que se llamó Sara García; "En la palma de tu mano" con Arturo de Córdova, Leticia Palma y Ramón Gar; "Estafa de amor", "La sospecha", "Dos diablitos en apuros", "El vampiro", "La pequeña enemiga", "Cara de Ángel", "El potro salvaje", "Nosotros los pobres" y "Que te ha dado esa mujer" con el malogrado Pedro Infante; "La Trampa" con Gloria Marín; "Presagio", basada en una obra de Gabriel García Márquez; "Acuérdate de vivir" al lado de la actriz y cantante argentina Libertad Lamarque, y dos premiadas por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas tituladas "El camino de los gatos" y "Mujeres sin mañana" donde ofreció un excelente trabajo y mereció los elogios de la crítica especializada. Pero aunque su desempeño en el cine ha sido una labor digna de encomio, donde verdaderamente demostró ser una actriz de condiciones excepcionales fue en las tablas y según la opinión de los especialistas mexicanos, su nombre brilla en esa constelación a la que pertenecen Ofelia Guilman, Mary Douglas y María Teresa Montoya.

En los escenarios mexicanos compartiría honores en disímiles obras con actores de la talla de Virginia y Manolo Fábregas, Croy Alvarado, y Enrique Rambal entre otros.

Cuando en 1950 fue instaurada la televisión en nuestro país, la Montejo regresó a Cuba para interpretar importantes papeles como "Quien le teme a Virginia Woolf" de Edward Albee; "El mundo de Cristal" del dramaturgo norteamericano Tennessee Williams; "La casa de Bernarda Alba" y "Yerma" del también dramaturgo y gran poeta español Federico García Lorca y "Lecho nupcial" con un actor fallecido hace muchos años que se llamó Eduardo Egea. Algunas de estas obras fueron llevadas a la pequeña pantalla, otras pudieron ser apreciadas por el público en escenarios teatrales.

Pero permítaseme retornar al 7mo. arte para citar algunas palabras de Mirta Aguirre en su libro "Críticas de Cine", donde afirma que el rol desempeñado por Carmen Montejo en "Nosotros los pobres", nos regala a una tísica convincente sin excesos ni defectos que pasa a la historia como una de sus actuaciones más memorables.

Muñeca Sánchez, como también es conocida, ha ayudado a muchos en el difícil terreno de la actuación. Cuando procedente de su provincia natal llegó a Ciudad México María Félix, uno de los empresarios de los estudios Churubusco le ofreció la posibilidad de actuar al lado de Jorge Negrete en la película "El peñón de las Ánimas", la futura actriz aceptó, pero para ello era necesario hacerla recibir algunas clases de arte dramático y nuestra coterránea se convertiría de esa manera en la maestra de quien tiempo después devendría en una de las grandes figuras del cine mexicano.

Recientemente el Consejo de las Artes Escénicas y el Sectorial Municipal de Cultura de San Cristóbal decidieron homenajearla y la invitaron a asistir, pero ella se disculpó alegando que le era imposible por razones de salud.

Como hemos expresado en trabajos anteriores muchos fueron los intentos de hombres como Enrique Díaz Quesada y Manolo Alonso, por sólo citar algunos, de hacer cine cubano antes de 1959, pero todo esfuerzo a favor de desarrollar nuestra cinematografía en esa época constituía un nuevo fracaso. Esta situación era la principal causante del éxodo de actores y bailarines que al no contar con suficientes fuentes de trabajo emigraban a otros países en busca de nuevos horizontes. Las rumberas Maria Antonieta Pons, Amalia Aguilar, Rosa Carmina, Ninon Sevilla y Mary Esquivel; los actores Cesar del Campo, Juan José Martínez Casado y Rafael Beltrand son algunos ejemplos, pero aunque desarrollaron su labor en otras tierras, el espíritu nacionalista estaba presente en cada uno de ellos como lo demuestran sus costumbres, sus comidas, sus sentimientos y la dedicatoria de la foto que ilustra nuestro comentario de hoy: a ti que eres parte de mi tierra: San Cristóbal, Pinar del Río.

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