Thursday, October 15, 2009

Niñas cubanas Mariquita Perez Historia


Leonor Coello, hija del Conde Coello de Portugal, era una dama de la nobleza madrileña que residía en San Sebastián durante la Guerra Civil Española y que se inspiró en su hija de dos años, Leonor de Góngora, para crear una muñeca.
Leonor solía pasear a su hija por la Playa de la Concha (San Sebastián), con una muñeca alemana de porcelana que había ganado en una de las frecuentes rifas benéficas que se celebraban entonces para recaudar fondos destinados al frente. Esta emprendedora vestía a la muñeca igual que la pequeña, suscitando el interés y la sorpresa entre los bañistas y transeúntes. El éxito era tal, que en sus recorridos por la citada playa la gente se paraba para ver a aquella niña rubia y de ojos azules que llevaba entre sus brazos una muñeca con idéntico vestido. Leonor Coello era quién dibujaba, cortaba y cosía tanto los trajes de su hija como los de su juguete.
No imaginaba que esa muñeca, la cual llegó a sus manos procedente de Alemania, iba a ser el embrión del negocio de su vida. Leonor que era una emprendedora nata con enorme visión comercial, tuvo la idea de convertir a su hija en modelo que prestase su imagen a una muñeca nueva y especial, distinta a las demás, una muñeca que se vestía de verdad, igual que las niñas de la época.


Traje de batista con pamela a juego, años 40
A pesar de la idea, la falta de capital le impedía poner en marcha el negocio, por lo que consultó entre sus amistades más cercanas para que la ayudasen a sufragar el proyecto, hasta que finalmente encontró a la socia capitalista en su antigua compañera del colegio del Sagrado Corazón, María del Pilar Luca de Tena de Fagalde, quién aportó el capital inicial para fundar la empresa Mariquita Pérez S. A.
Si bien el negocio ya estaba constituido y contaba con el capital necesario, no obstante quedaba todo por hacer, buscar el nombre, inventar una biografía y lo que es más importante; diseñar y fabricar la muñeca en sí.
Leonor quería un nombre muy español para su creación, por lo que no dudó en consultar a los amigos y compañeros de tertulia de su marido Manuel de Góngora, escritor y redactor jefe de la revista Blanco y Negro, entre los que se encontraban intelectuales de la talla de Luis Escobar, comediógrafo y director teatral; Jacinto Guerrero, músico y autor de zarzuelas; Felipe Sassone, novelista y diplomático, Eugenio d'Ors, filósofo y académico y Victor de la Serna, periodista. Leonor les explicó que la muñeca debía tener personalidad propia, historia, un nombre pegadizo y una familia. Atónitos al escuchar la insólita petición de Leonor, estos hombres con tantos años de estudio y erudición se pusieron delante de sus cuartillas a garabatear nombres y apellidos para una muñeca. Al ser español y fácil pensaron en el de María, pero al final se decantaron por el diminutivo de Mariquita. Respecto al apellido, eligieron el de Pérez porque era común y de los más extendidos en España, lo que se ajustaba a la familiaridad buscada.
Una vez terminada la guerra civil, las dos socias y la hija de Leonor dejan San Sebastián y se dirigen a Onil (Alicante), al taller de uno de los más prestigiosos jugueteros, el artesano Santiago Molina, para encargarle la fabricación de mil muñecas, manifestándole las dos mujeres que estas debían ser idénticas a la hija de Leonor. El artesano tomó medidas a la niña para hacer el molde de la muñeca.
Las mil unidades confeccionadas en noviembre se vendieron todas entre noviembre y diciembre a un precio de 85 pesetas en 1940, cantidad reflejada en los catálogos del citado año. La muñeca era un producto de lujo accesible solamente a las clases pudientes, sirva como dato indicativo que el salario medio mensual no alcanzaba las 150 pesetas en una época en que España atravesaba un periodo de penuria económica, hambruna y autarquía.
Fenómeno social: años 40 y 50 [editar]
La fiesta de inauguración de la primera tienda Mariquita Pérez, en donde se presentó a la muñeca en sociedad, se celebró el 11 de noviembre de 1940 en un pequeño local ubicado en un primer piso y sin escaparate, en la Avenida del Generalísimo número 12, actual Paseo de la Castellana, llegando a ser todo un acontecimiento social en el Madrid de la posguerra.
Ante el rotundo éxito de Mariquita Pérez, seis años más tarde el espacio se hizo pequeño y la tienda es trasladada a la calle Serrano número 8, en cuyo artístico escaparate se expondría, para deleite de niños y adultos, la muñeca con su rico vestuario que cambiaba con cada temporada, convirtiéndose en fiel reflejo de la moda imperante en cada momento durante décadas.
Poco después, y a medida que el negocio iba creciendo, la sede central de la empresa se instaló en una casa de tres pisos en la calle Núñez de Balboa 52 de Madrid; el taller de fabricación de muñecas y confección de ropa estaba situado en la planta baja y las plantas superiores se destinaron a salas de canastillas, tienda de trajes para niñas, que así podían vestir igual que sus muñecas y un salón para acomodar a la clientela, por aquel entonces la compañía ya contaba con 25 empleadas entre diseñadoras, cortadoras, costureras, etc. A esto hay que añadir una planchadora y cinco trabajadoras más que se dedicaban por entero a los trajes de la muñeca.
El éxito no se detuvo en la primera tienda de Madrid, Leonor viajó por todas las provincias de España en una furgoneta decorada con rayas rojas y blancas conducida por un chófer. Recorrió primero las ciudades importantes e investigaba cuales eran las tiendas más selectas, para seguidamente ofrecer a los propietarios la posibilidad de vender en exclusiva la muñeca. A cambio la empresaria proporcionaba la mercancía, papel de envolver con rayas royas y blancas y el letrero que debía colocarse en el lugar más destacado de la fachada. Primero convirtió en franquicias de la marca las mejores jugueterías de Santander y Bilbao, a las que siguieron Segovia y el resto del país, llegando a contar con 40 estables en otras tantas provincias. También se abrieron otros establecimientos en Dallas, Chicago y Colombia, consiguiendo importantes beneficios.
Otra de las iniciativas de Leonor fue llevar a cabo desfiles infantiles para que las niñas llevaran los mismos vestidos que sus muñecas, fueron muchas las niñas invitadas, entre ellas se encontraba Marisol, que utilizó vestidos de Mariquita Pérez hechos especialmente para ella en dos de sus películas. Los desfiles de pasarela se repitieron en algunas provincias españolas, llegando a presentarse una colección de vestidos de Mariquita Pérez en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York. Estos desfiles se hacían con fines benéficos.
El primer modelo, fabricado en 1940, estaba hecho de cartón piedra, tanto la cabeza como el cuerpo, a base de una mezcla de escayola, polvos de talco y pegamento que, una vez seca, se le daba forma con una lija. Tenía peluca de cabello natural, ojos de cristal fijo con cejas y pestañas superiores pintadas a trazo y boca cerrada. En cuanto al vestuario, llevaba un vestido de vichy de rayas rojas y blancas, dos lazos para el pelo del mismo tejido, zapatillas “topolino” de esparto a juego y ropa interior, este conjunto recibió el nombre de Mi Delantal. Precisamente las rayas rojas y blancas se convirtieron en emblema de la casa, desde las cajas en las que se vendía hasta el interior de los baúles donde se guardaban la muñeca y su exclusivo guardarropa.
Entre 1941 y 1942 salieron al mercado nuevos modelos, todavía fabricados en Onil por Santiago Molina, con algunas modificaciones: los ojos eran durmientes y las cejas y las pestañas inferiores estaban pintadas a trazo, mientras que las superiores eran naturales; la boca la tenía abierta y mostraba los dos incisivos centrales o paletas. En esta época aparecieron también las muñecas andadoras y articuladas. La muñeca ascendía ya a 110 pesetas de 1942.
El vestuario de la muñeca se amplió con nuevos vestidos, abrigos a juego con los guantes, calcetines, sombreros de fieltro, zapatos de piel y conjuntos de ropa interior, compuestos por camiseta, combinación y braga. Por otra parte este modelo de Mariquita Pérez tenía dos pelucas intercambiables, una con la melena corta y otra algo más larga.
Pronto se dio a conocer a su familia, a través de cuentos y la radio: su padre, José Antonio Pérez de la Escalera, era un militar andaluz, y su madre, vasca, se llamaba Marta Carvajal y Goicoechea. Estudiaba en el Colegio de El Sagrado Corazón de Madrid, junto a su amiga Mariví, sus historias se recogían en las Aventuras de Mariquita Pérez, escritas por Juan Cuentista.
Leonor Coello decidió crear hermanos para Mariquita Pérez, al hermano recién nacido se le llamó Juanín Pérez. El nombre surgió de forma espontánea, con la atracción de lo popular, y los materiales empleados en su manufactura debían ser los mismos que los de su hermana. Apareció por primera vez en 1941 a un precio de 77 pesetas y su tirada superó el millar. Estaba bañado al duco, con ojos que no se movían, cabello y pestañas pintados. Su vestuario, que cubría todas las necesidades de un recién nacido, estaba muy elaborado, con bordados de todo tipo: punto de cruz, festones, vainicas, encajes, entredoses, etc. El bebé llegó a tener un sistema para llorar y en la siguiente tirada se le cambió el ojo fijo por el durmiente. Más tarde llegó a fabricarse un bebé mecánico que se vendía por 300 pesetas.


Baby lujo
Posteriormente aparecieron otros modelos: el Juanín de lujo, de ocho meses de edad con el cabello rizado y Juanín cadete, de unos ocho años, que apareció en 1942, cuando Leonor cambió de fabricante y se decantó por Florido, el cual vestía pantalón corto por la rodilla, camisa, corbata, gorra, abrigo de paño inglés, guantes de piel, chaleco, calcetines largos de lana y zapatos de piel marrón con suela de goma. Tenía el pelo cortado a navaja con raya a un lado. Salió del mismo molde que Mariquita Pérez y con el mismo color de piel, si bien con los rasgos cambiados. También Juanín llegó a contar con un amplio vestuario y al igual que su hermana mayor se ofreció una versión articulada y otra andadora.


Juanines
En 1950 aparece un nuevo modelo de Juanín llamado Juanín de acortar, un bebé de ocho meses que llevaba un mecanismo para poder mover brazos y piernas en determinados modelos, ojo acrílico tipo flirty, con cabello natural rubio y liso peinado a tazón. Algunos presentaban el puño cerrado mientras otros versiones tenían la mano abierta.
A lo largo de los años el aspecto de Juanín cadete fue modificado en varias ocasiones, aunque no en tantas como su hermana. Así, en 1953, el muñeco se estilizó y los ojos se hicieron de fibra en lugar de cristal, y en la década de los sesenta aparece con peluca rubia, flequillo y algo más delgado.
En 1943, Mariquita Pérez, ya fabricada en Madrid por Florido, volvió a cambiar; se hizo más morena al mejorar la calidad del baño de pintura que se daba al cartón piedra para simular el color de la piel, que se llama al duco; se rebajó el colorete de las mejillas y el cabello se peinó a la moda con el bucletón: un bucle en la parte delantera a modo de flequillo, otros dos horizontales, más pequeños, a ambos lados de la cara y uno más grande en la nuca. Hay otros cambios más sutiles como las cejas trazadas con aerógrafo.
Con el tiempo el ajuar se iba multiplicando: baúl, muebles, billeteros, paraguas, medallas, bolsos, abanicos, máquinas de fotos, misal, libros del colegio con pizarrines, gafas de sol, y hasta un perro de raza fox terrier llamado Olé. La vida de Mariquita Pérez era el reflejo de las niñas de las familias adineradas de la época: asistía a un colegio de monjas, los domingos paseaba con sus perros por los parques de su ciudad, en verano viajaba a la playa y a la montaña, y a lo largo del año practicaba todo tipo de deportes: esquí, tenis, vela, etc., y desarrollaba sus aficiones. Además de la formación académica, recibía una sólida enseñanza religiosa católica, así como instrucción en el hogar para que el día de mañana pudiera hacerse cargo de las responsabilidades que de adulta habría de asumir como ama de casa, esposa y madre en el ámbito de una familia cristiana de clase alta.
En 1945 Mariquita Pérez comienza a vestirse con una excepcional colección de trajes regionales Españoles con una policromía, riqueza de detalles, calidad de los tejidos y variedad que los hace inigualables.
Asimismo fue a mediados de la década de los 40 cuando Mariquita se introdujo en Cuba cosechando tal éxito que se la llegó a conocer como "la Reina de Cuba".
En 1946 el esposo de Leonor, por asuntos de trabajo, tuvo que trasladarse a vivir a Argentina por lo que Leonor e hijos también le acompañaron permaneciendo en el citado país hasta mediados de 1949. Propio de su carácter inquieto y emprendedor intentó hacer una Mariquita Pérez igual a la española pero esto fue del todo imposible, pues el precio final se disparaba, por lo que tuvo que conformarse con un modelo muy inferior tanto en sus materiales; realizada en cerámica en frío lo que provocaba que la muñeca fuera pesada, como en el vestuario; poco variado y menos cuidado en el diseño, confección y calidades. Con una estatura algo más alta y marcada en inciso en la espalda, era diferente a la Mariquita española, por lo que Leonor nunca se implicó con el mismo entusiasmo y el resultado no fue exitoso.
Mientras tanto en España Mariquita Pérez continuaba progresando. Durante su ausencia Leonor delegó en Asunción Robles, Emilia de la Cruz y Carmen Pérez de Aragón personas de su total confianza, que la mantenían informada sobre cualquier asunto. Si bien María del Pilar era la responsable de la empresa.
En 1947 con motivo de la visita a Madrid de Eva Duarte Perón, la Sección Femenina quiso obsequiarle con una colección completa de muñecas ataviadas con los trajes típicos de las diferentes regiones de España, estas fueron adquiridas en Mariquita Perez S. A. Años más tarde la señora Lodge, esposa del Embajador de Estados Unidos en España, recibió una colección similar regalada por Cáritas.


Mariquita y Juanín andaluces
La popularidad de Mariquita y Juanín con sus trajes regionales continuó hasta el cierre de la compañía. A este tipo de muñeca de menor tamaño las costureras la bautizaron como Mariví, tanto las del sexo femenino como el masculino. De este modo los turistas europeos que visitaban España podían llevarse una de recuerdo en la maleta. El vestuario más importante que se confeccionó para este modelo fueron los diversos trajes regionales que entusiasmaron a los extranjeros. La frenética demanda de vestuario y complementos colapsaron el taller de Núñez de Balboa, el cual carecía de máquinas cortadoras para confeccionar la ropa en serie, no obstante Leonor siempre rechazó la producción en serie. La empresaria buscó conventos y casas de asilo femenino, donde hiciesen los vestidos para la muñeca. Se preparaba la labor y se cortaba la tela antes de enviarla a los conventos de San Miguel o San Pascual de Madrid. Las religiosas eran especialmente cuidadosas a la hora de elaborar el guardarropa de Mariquita Pérez, ese vestuario marcó la moda reinante hasta los años sesenta. Este éxito de producción la llevó incluso a buscar ayuda en cárceles de mujeres.
Hay un curioso modelo de celuloide realizado en 1950 por Ibérica Comercial S. A. (ICSA).
No siempre fue todo bien entre las dos socias, Leonor y María del Pilar, si bien la producción continuaba aumentando, ambas decidieron separarse y dar por concluida la relación empresarial. María del Pilar vendió su parte del negocio a Leonor Coello, que se quedó con la totalidad de Mariquita Pérez S. A., se dijo en su momento que todo se debió a una falta de entendimiento entre las dos socias.
En 1953 se produjo un nuevo cambio en la muñeca: el cuerpo se estilizó, se le pusieron los ojos de fibra artificial, el cabello se peinó a lo garçon, con melena corta, la piel era más sonrosada y la expresión de la cara se suavizó. A partir de esta etapa, las muñecas fabricadas en los talleres de la calle Núñez de Balboa llevaban su nombre grabado con letras rojas en la espalda, pero no en cambio las realizadas por Muñecas Florido. Se sospecha que esta medida fue tomada por la empresaria, tras descubrir que el fabricante Florido estaba comercializando otras muñecas de tamaños distintos al de Mariquita pero con igual expresión.
Excepcionalmente se realizó un modelo con brazos de celuloide cuyas manos presentaban dedos con nudillos y uñas marcados.
Son las muñecas confeccionadas en los años 40 y 50 las más cotizadas, aunque el excepcional vestuario donde primaba la elección de los mejores tejidos así como el exquisito diseño y confección de los mismos, la hizo única y diferente a las de la competencia hasta el final de sus días en 1976.
Declive: finales de los 60 - 1976 [editar]
El desarrollo industrial de España en los años sesenta también se puso de manifiesto en la industria juguetera, y por ende en la fabricación de muñecos, por lo que la competencia se hizo cada vez mayor.
Se inicia una nueva etapa en Mariquita. En 1959 se empezó a fabricar en plástico duro y a los ojos se les dotó de un mecanismo que les permitía moverse de lado a lado (ojos flirty). La boca, abierta, mostraba cuatro dientes, su estatura aumentó un centímetro y en las manos se modelaron dedos y uñas. Ese mismo año apareció un modelo con piel de melocotón, realizado mediante una técnica que se denomina flocaje, la cual pretende imitar la textura de la piel humana y aunque triunfaba en otros países europeos, en España fue un fracaso. Otro modelo estaba hecho de pasta, que era andadora. Estas tres versiones todavía conservaban la peluca de cabello natural.
A partir de 1965 Leonor Coello dio paso a su hija Leonor Góngora y a su marido en la dirección de la empresa. La hija incluyó en sus planes de gerencia a Asunción Robles, una empleada que comenzó a trabajar con 15 años como ofíciala y que al llegar a los 60, ocupaba el puesto de encargada, responsabilidad que por deseo expreso de Leonor mantuvo hasta el final del negocio.
En 1966 se lanzan dos modelos; el primero con cuerpo de plástico rígido y cara de celuloide y en cuanto al segundo, fabricado enteramente en plástico duro, vuelven a modificarse tanto el aspecto de Mariquita como el de Juanín; el cuerpo se estiliza, la cintura se estrecha y las caderas se hacen más anchas, los rasgos de la cara también cambiaron: cejas modeladas en relieve, ojos verde y color miel y boca entreabierta de labios más finos. El pelo estaba hecho de fibra sintética e insertado.
Finalmente en 1970 comenzó a fabricarse el último modelo, que por entonces se diferenciaba poco de otras muñecas de la época. Estaba hecha de vinilo, con ojos durmientes de fibra artificial, boca entreabierta de labios gruesos y el cabello insertado y peinado en una larga melena rubia rojiza o castaña con raya al lado.
A pesar de todos estos cambios tanto en los materiales empleados en su fabricación como en su aspecto, lo que siempre se mantuvo de forma incuestionable fue su selecto y lujoso guardarropa con unos diseños únicos y vanguardistas además de unos accesorios detallados y exclusivos de igual calidad.
La llegada de nuevos materiales, formas de producción, el desembarco de multinacionales, la competencia, el cambio en los gustos infantiles y especialmente la repercusión que tuvo para la compañía la tormentosa separación entre Leonor Góngora y su marido, pues en la década de 1970 el marido era el administrador de los bienes conyugales, según lo dispuesto en el Código Civil vigente entonces, llegándosele a prohibir a Leonor Góngora la entrada a la empresa que había ideado su madre. Todos estos factores, incluyendo la mala gestión del marido de Leonor hija, abocaron la muñeca a un declive paulatino que provocaría el cese de su producción en 1976.
Nueva Mariquita Pérez: 1998 [editar]
Los antiguos propietarios de Mariquita Pérez intentaron retomar el negocio en vano, pues al dejar de fabricarse y cancelar su derecho en el registro de patentes y marcas, perdieron la posibilidad de continuar con la actividad.
En 1994 la marca es retomada por una fábrica de muñecas de Alicante y sus nuevos dueños, los cuales no guardan relación alguna con los anteriores, constituyen la empresa “Nueva Mariquita Pérez S. L.”, y que situada en la localidad de Onil, comenzó la producción de esta nueva muñeca en 1998.
La actual Mariquita Pérez es confeccionada utilizando distintos materiales, estos son; el cartón piedra, la porcelana y el vinilo. Las tres versiones presentan un aspecto diferente al que tenía la muñeca en las décadas de los 40 y 50. Los ojos y las pestañas son sintéticos en las tres versiones, el pelo es natural en los modelos de cartón piedra y porcelana. En lo referente al tamaño; la nueva Mariquita Pérez mide alrededor de 48 centímetros de alto.
Por otra parte la nueva muñeca también dispone de algunos complementos y de un surtido de modelos inspirados unos en los años 40, 50 o 60 y otros en diseños actuales. En cuanto a su hermano, Juanín Pérez, se hace solamente de vinilo, tanto Juanín bebé como Juanín niño.
Mariquita Pérez en la cultura [editar]

A pesar de ser un artículo de lujo reservado al alcance de unos pocos, este icono infantil se convirtió en símbolo de toda una época. Hasta entonces, nunca un juguete había levantado tantas pasiones, ni había cautivado a tantos admiradores de todas las edades, ni se había identificado tanto un pueblo con un objeto infantil.
Con mensajes publicitarios como “Mariquita Pérez, la muñeca que se viste como una niña” o “la muñeca que se viste de verdad”, "Mariquita Pérez viste a las niñas desde que se ponen de corto hasta que se visten de largo", "Desde que dejan la cuna hasta que ya son mujeres, las niñas del mundo entero piden Mariquita Pérez", entre otros, este fenómeno social alcanzó a todos los estamentos de la sociedad y marcó a toda una generación, convirtiéndose en la muñeca preferida por la mayoría de las niñas españolas desde los años 40 hasta principios de los 60.
Aunque muchas no pudieron tenerla, llegó de alguna manera a todos en forma de canciones, programas de radio donde podían participar las niñas, tertulias semanales en la tienda de Núñez de Balboa o como espectáculo visual, ya que sus escaparates eran auténticas revistas de moda.
Incluso tuvo su propia canción que, Leonor, al igual hiciera cuando buscó un nombre para bautizar su idea, pidió a los intelectuales amigos de Manuel de Góngora, que inventasen una letra para la cuña publicitaria de lanzamiento de la muñeca. Entre los contertulios se encontraba Jacinto Guerrero, músico y compositor de zarzuelas, que fue el encargado de componer la música al piano. Leonor se encargó personalmente de supervisar la grabación, seleccionar los cantantes; el Trío Gurruchaga y el resultado final de la misma, incluso participó en los coros. Este tema se emitía por la radio y se escucharía más tarde en los cines durante los descansos, cuando aparecía una foto fija de la muñeca acompañada de la ya popular melodía. El título de este tema comercial fue Mariquita Pérez. Otra canción comercial posterior es Los trajes de Mariquita Pérez, compuesta por el maestro Bermejo en 1955 y que se incluiría en un disco editado en 1959 por Radio Juventud de España titulado Canciones de Aventuras de Mariquita Pérez.
En otros campos, entre ellos la pintura, aun hoy se deja sentir la influencia social de la muñeca, como en la acuarela de Manuel Domínguez "La Muñeca Mariquita Pérez" (1992) o en el filatélico, al emitir Correos de España, el 2 de enero de 2006 una serie de 8 sellos autoadhesivos denominada Juguetes, entre los cuales se encontraba la reproducción de una Mariquita Pérez de 1940.
En cuanto a la literatura, se escribieron cuentos como las Aventuras de Mariquita Pérez, de Juan Cuentista, pseudónimo del novelista Torcuato Luca de Tena y que era sobrino de una de las propietarias. La novela Historias y más historias de Mariquita Pérez (2007), de Pilar Tortosa Botella, es un conjunto de relatos entrelazados que tiene como protagonista a una niña, Mariquita Pérez, que narra sus peripecias en primera persona.
Fuera de España, el triunfo de la muñeca llevó al pionero en el teatro infantil argentino, Roberto Aulés, a escribir una obra de teatro titulada Las aventuras de Mariquita Pérez en 1955.
Por último Mariquita Pérez, con texto de Mayling Peña Mejías y Rosalio Inojosa, es otra obra teatral infantil venezolana de 2005 donde la muñeca es la protagonista.
Personajes famosos como Eva Perón, Grace Kelly, quien durante un viaje a Madrid en 1956, eligió la muñeca y el vestido que regalaría a su hija Carolina cuando naciese, Gina Lollobrigida, la reina Fabiola de Bélgica, etc., también quedaron prendadas de la muñeca española.
Curiosidades [editar]

Mariquita Pérez aparecía en los receptores en horario de máxima audencia. Los oyentes disfrutaban con las Aventuras de Mariquita, donde se desvelaban detalles de su biografía y personalidad. Leonor llegó a escribir una obra de teatro que se representaba por la radio y que estuvo a punto de estrenarse en el teatro María Guerrero de Madrid. Incluso se pensó en producir una película sobre Mariquita Pérez, aunque finalmente todo quedó en proyecto.
Las madres enviaban fotografías de sus hijas con un muñeco entre los brazos para concursar en los Jueves de Mariquita, donde se premiaba a la niña más vistosa y fiel a su pequeña amiga en el vestuario. Este espacio radiofónico fue una iniciativa más de Leonor, escogiéndose este día porque las niñas no iban al colegio. Leonor pensó que las tardes de esas jornadas podían aprovecharse para organizar concursos o celebrar tertulias infantiles. El marco para estas pequeñas celebraciones fue el gran jardín de la tienda de Núñez de Balboa. Allí se montaron meriendas y se premiaba a aquellas niñas que se presentasen mejor vestidas con prendas de Mariquita Pérez. En primer lugar Leonor hacía un llamamiento a la participación valiéndose del programa radiofónico e invitaba a las pequeñas a que presentaran una foto en las que se las pudiera admirar junto a la muñeca, ambas vestidas iguales. Esta maniobra empresarial provocó un aumento en la venta de los trajes. El concurso se celebraba en primavera y se mantuvo durante varios años.
Respecto a los escaparates, no había en Madrid un gran acontecimiento social que no tuviese plasmación en los escaparates de la tienda de Leonor. Lo mismo reproducía a escala una plaza de toros, con público y matadores, que recreaba el interior del palacio de El Escorial con Felipe II aquejado de un ataque de gota o representaba una escena de la obra de teatro Don Juan Tenorio.
En los albores de los años cincuenta, la emprendedora tuvo la idea de montar escaparates incluyendo escenas de cine. La empresaria consiguió que la productora Metro Goldwyn Mayer le prestase las maquetas para reproducir las escenas de Atlanta y Los Doce Robles, con una Mariquita Pérez ataviada con idéntico vestido al que lució Escarlata O'Hara. Tras comprobar la positiva respuesta del público, Leonor se embarcó en la ingeniosa tarea de convertir sus escaparates en recuerdo de las películas más famosas del momento. Para la película El Cid, el mismo productor Samuel Bronston le cedió las maquetas. Los escaparates de Mariquita Pérez consiguieron varios diplomas, así como el Premio al Juguete Preferido de los Españoles, que otorgaba el hotel Castellana Hilton.
En su filosofía de meticulosa semejanza con la realidad, Mariquita Pérez llegó a tener hasta 400 complementos, por ejemplo los sombreros siempre eran encargados a la sombrerera Rosario Torrijos, de las más prestigiosas de Madrid. Para lograr el más mínimo detalle en los accesorios, Leonor contó con la ayuda de verdaderas artistas de la aguja y el diseño de moda. Todos los materiales eran de primera calidad. Baste como ejemplo un sombrero tirolés de la muñeca, cuyas plumas se habían ido a buscar al mismo Tirol (Austria). Las gafas las hacía Ulloa Óptico (Madrid), colocándole a la montura cristales de verdad. Los abrigos eran de lobo, conejo o astracán.
Leonor también diseñó los baúles con perchas para guardar a Mariquita y su vestuario, sombrereras, maletas, etc.
En Navidad, Mariquita Pérez desfilaba en una carroza que formaba parte del séquito de los Reyes Magos. Sobre ella niñas y muñecas vestían igual y se rodeaban de las emblemáticas cajas rojas y blancas.
La empresaria cedió la marca con fines publicitarios para promocionar productos ajenos a la muñeca como jabón Lux de tocador o Coca Cola, ella era quien componía la mayoría de las rimas de los mensajes publicitarios.
Mariquita Pérez y el coleccionismo [editar]

A pesar de haberse dejado de fabricar hacía un par de décadas, la muñeca siempre estuvo presente en la memoria de quienes la conocieron u oyeron hablar de ella.
Gracias a iniciciativas como las de Javier Conde y Consuelo Yubero, matrimonio de coleccionistas de juguetes antiguos, contribuyeron a despertar de ese largo sueño a Mariquita Pérez. Se dieron cuenta de que las muñecas Mariquita Pérez debido a su calidad y belleza constituían un auténtico tesoro para coleccionar, adquiriendo Mariquitas y otras muñecas españolas de la misma época, como Anita diminuta, Mari Pepa Mendoza, Mariló, Gisela, Cayetana, Maricela y todos sus hermanos, etc.
Con el tiempo fueron reuniendo todo cuanto se había hecho sobre estas muñecas durante tantos años, incluso los catálogos originales.
Un hallazgo relevante fue cuando un anticuario conocedor de su entrega por Magiquita Pérez, les ofreció en venta las fotografías originales del antiguo negocio de Mariquita; entre lo que se encontraban, bocetos de escaparates, fotos de las niñas que participaban con su muñeca en concursos, junto con la artista de cine Marisol, la cantante y bailaora La Chunga, las nietas de Franco, Mª del Carmen Mariola y Merri Martínez Bordiu que desfilaban vestidas igual que sus muñecas.
Fiel reflejo de la labor de investigación sobre la muñeca histórica española son las publicaciones editadas por ellos como autores, entre las que se encuentra el libro "La España de Mariquita Pérez", Editorial Aguilar en 1996, contando con la inestimable ayuda y asesoramiento de Leonor de Góngora, hija de una de las dos creadoras de Mariquita, el escritor Torcuato Luca de Tena, del que recogieron gran información lo que unido a las aportaciones de antiguos empleados de la empresa de Mariquita Pérez, como Asunción Robles, Carmen Pérez de Aragón, Emilia de La Cruz, el contable Sr. Esquivias y los hermanos Gamarra. Punto destacado también el de la familia de Santiago Molina unos de los fabricantes de muñecas más antiguos de Onil (Alicante) y los primeros que fabricaron Mariquita.
En el año 2001 publicaron con la editorial Espasa un nuevo libro; “¿Jugamos a las muñecas?: Las muñecas de nuestras madres", otro estudio en conjunto de todas las muñecas españolas más relevantes que se crearon en España hasta los años 70.
Parte de dicha colección de muñeca histórica española reunida por Javier Conde y Consuelo Yubero se encuentra hoy en el Museo del Traje de Madrid.
Bibliografía [editar]

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