Monday, March 16, 2009

Sergio Lopez Mesa by Octavio Costa



Sergio Lopez Mesa
escultor cubanoOctubre 27 de 2004

Ha Muerto el Escultor Sergio López Mesa

Nacemos para morir y al compás de los años nos vamos muriendo poco a poco sin que lo percibamos, hasta que nos llega el día del inevitable salto. Pero hay quienes no abandonan a los que siguen viviendo porque nos dejan el legado de una obra.

Tal es el caso del escultor cubano Sergio López Mesa que le deja a la posteridad su valiosa obra artística y el ejemplo de una vida que modeló con el mismo arte con que hacía sus esculturas. En todos los momentos de su existencia, tan pulcra y serena, se percibe el más estricto sentido estético .

Si se proclama el dogma de la igualdad entre los humanos, eso es muy relativo. La verdad es que todos somos distintos. Cada quien tiene su personalidad y la de Sergio es irrepetible. Apesar de la aristocracia de su espíritu era humilde y sencillo. Siempre transparente y armonioso en todo: en la actitud, en los gestos, en los ademanes y en la voz.

Tenía alma de artista. Nacido en La Habana en año 1918, a los catorce años, sometido a un previo concurso, ingresa en la centenaria Academia de Bellas Artes "San Alejandro". Empezó con la pintura, pero se decide por la escultura y en 1937 a los diecinueve años ya estaba graduado con las más altas calificaciones.

Apela a una de las becas que otorga la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Eran veinte los aspirantes y la suprema prueba fue la de modelar en cinco horas la lucha de Jacob con el Angel. El fue el triunfador. Estudió dos años en Roma y cuando se disponía a seguir sus estudios en París se produce la invasión alemana a Polonia.

Desde La Habana se le ordena que regrese, pero él logra que le autoricen a dirigirse a México. Y visita al patriota cubano Justo García Vélez, que es el embajador de Cuba. Y como en ese año, 1939, es el centenario de la muerte de José María Heredia en Toluca, el diplomático le sugiere, con el seguro respaldo del gobernador del estado hacerle una estatua. Y éste le dice que escoja el adecuado lugar para la obra.

El joven escultor se pone a trabajar sin tregua. Termina la estatua del inmortal cantor del "Niágara". Develada con digna y popular ceremonia en 1941, tan satisfecha quedó la autoridad estatal que lo contrata para que haga la de un connotado general de la Revolución Mexicana. Y con lo que le pagan se compra un auto e invita a sus padres a viajar a México. Llevaban años sin verse.

Regresa a Cuba. Sus compatriotas lo agasajan y le piden un busto de Antonio Maceo para Punta Brava y otro para Camagüey. El Centro Gallego lo nombra profesor de arte en el 46. El Ministro de Obras Públicas lo nombra Consultante de Arte y entre las obras que hace hay una hermosa fuente en el Parque Zoológico.

Hace decoraciones en la parroquia de San Antonio de los baños. El Cardenal Arteaga le pide una estatua de Cristobal Colón y otra de Bartolomé de las Casas para la Catedral. Le encargan bustos de Pi y Margall, Félix Varela, doctor Matos, Blanquita de Hornedo...

Suya es la estatua de Carlos Manuel de Céspedes que está en la Plaza de Armas de La Habana. Otra del mismo y una de Francisco Vicente Aguilera están en Bayamo. Lo nombran profesor de la Escuela de Artes Plásticas de Pinar del Rio. Con la desaparición de la República asume la dirección de "San Alejandro", donde había estudiado, pero no tarda en renunciar, salir de la isla y llegar a Miami.

Una Universidad de South Virginia le otorga la cátedra de arte, que desempeña por una década. Recibe una buena oferta desde Los Angeles y la desempeña a plenitud hasta dejarla al cabo de varios años. Sigue en California donde tanto se les quiere a él y a Yolanda, su esposa. Aquí han crecido el hijo y la hija que repiten los nombres de sus padres.

En Los Angeles, gratuitamente, hizo el magnífico busto de Martí, situado en céntrico y popular parque que sigue siendo el lugar para muy espectaculares actos culturales. En el develamiento estuvieron presentes el artista César Romero y sus hermanas, nietos del Apóstol.

Se le ha reconocido en todos los niveles. Son muchas las reuniones que se producen en su hogar de San Pedro, que es el que debe tener un artista de tan alta jerarquía como la suya. Muchas obras de Arte y muchos libros. Yolanda, con un doctorado en Filosofía y Letras, es la más perfecta anfitriona. Ellos dos lo mismo que los hijos son cubanos hasta lo más profundo del corazón.

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