Monday, July 27, 2009
El Jardin de Daniel Frutas del Paraiso y ...del infierno
Frutas del Paraíso y... del Infierno
Las anonáceas se pueden cultivar en La Florida con cuidados especiales, porque son sensibles a los extremos tanto de agua como de sequía. ARCHIVOS DE EL NUEVO HERALD
Tercera parte: Las anonáceas
Quizá usted ha notado el delicado olor de las guanábanas, las chirimoyas y los anones. Tanto las flores como los frutos de estos árboles merecen el adjetivo de ''perfumados''. Y es que son parientes nada menos que del Ylang ylang (Catanga odorata), de cuyas flores se sacan extractos que han dado lugar a prestigiosas ''esencias'', entre otras, la popular Chanel no. 5, que creara la diseñadora Coco Chanel, y su antecedente, la inefable Agua de Kananga, tan apreciada por nuestras abuelas.
Su sutil olor es parte de la experiencia gustativa que ofrece su pulpa, que muchos prefieren combinada con hielo, leche y azúcar, en una tradicional ''champola''. Afortunadamente estas frutas se pueden cultivar en el sur de la Florida, aunque no sin cierta dedicación y esfuerzo; por eso no han alcanzado aquí una verdadera comercialización.
En países como Colombia y Venezuela sí es común ver en los mercados distintos tipos de anonáceas tropicales --también las hay de clima templado--, sobre todo, la guanábana (Annona muricata), que parece ser la que mejor soporta los azares de su transporte. La guanábana puede cosecharse medio verde, ya que sigue madurando hasta que llega al punto delicioso y comestible.
El problema que tienen todas estas frutas es que se lastiman con facilidad en el trasiego, y algunas, como la guanábana justamente, tienen una cáscara tan delgada que se puede romper o perforar si no se toman las debidas precauciones.
Entre las más de 200 variedades de anonáceas, las hay muy raras, como el bilimbe (Rollinia deliciosa) --llamada Fruta de Condesa en Venezuela--, cuya cáscara rugosa se vuelve amarilla al madurar. Otras tienen apariencia grotesca como la Rollinia mucosa, conocida como biribá o anón cimarrón, llena de protuberancias puntiagudas. Según dicen los que han tenido el placer de probarlas, todas tienen un sabor extraordinario, fundamentalmente dulce, pero con suaves tonos ácidos y hasta cítricos, como la Rollinia, cuyo sabor algunos libros definen como ``flan de limón''.
Si usted decide sembrar una o más de una de estas frutas en su patio debe tener en cuenta que aunque son familia, cada cual tiene su cuidado especial. Debe saber sus características. Por ejemplo, en nuestra zona la chirimoya (Annona cherimola) y la guanábana pueden hacerse arbolitos de unos 15 a 20 pies y hasta más; pero mientras que la primera suelta las hojas en invierno, la segunda se mantiene siempre con sus hojas de un verde intenso. Tanto una como la otra son poco paridoras por la escasez de insectos. Pero si usted tiene una colmena de abejas, ya tiene resuelto el problema.
El anón (Annona squamosa) es la más difícil, porque es muy susceptible a los extremos, tanto de agua como de sequía, y tampoco resiste mucho los contados días fríos de Miami. Pero el mayor problema es una mosca que suele atacar al fruto, a veces en plena formación, y lo seca produciéndose la famosa ''momificación'' que los deja negros. A veces la planta entera sufre los efectos de este parásito y sus hojas ennegrecen y mueren.
Para evitar esto es preciso mantener su planta siempre bien atendida en cuanto a fertilizantes y la correcta proporción de sol y agua.
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