Sunday, February 8, 2009

Esteban Luis Cárdenas. by Emilio Ichikawa

El pasado martes 30 de enero se realizó en el Centro Cultural Español de Miami (Douglas y 8 St.) un homenaje al poeta cubano Juan Francisco Pulido. Pulido nació en la ciudad sureña de Cienfuegos en el año 1978 y se suicidó en Minnesota en 2001, en plena juventud, cuando disfrutaba de una beca y se le abría un prometedor porvenir literario. Vivió escribiendo contra el absurdo castrista, y defendió la libertad hasta el último instante, en que consiguió la suya al mayor de los precios. Tres escritores hablarían del poeta en la noche del lunes. Cuando dijeron que en el público se encontraban la madre y la hermana del poeta suicida sentí gran perplejidad: imaginé lo ridículo que se verían los colegas de gremio haciendo alabanzas profesionales ante una familia despojada. Mas no fue así. Los tres oradores, Rodolfo Martínez Sotomayor, José Abreu y Carlos Victoria, hablaron con pena y admiración sinceras. Eran amigos y lo querían. Lo siguen queriendo. En el público también se encontraba, atento y cabizbajo, consternado, el poeta Esteban Luis Cárdenas. De él he escrito con frecuencia, por eso me limitaré a constatar su elegante entrada, muletas en ristre, entablando un duelo amistoso con quienes le saludaban. Era el mismo joven desafiante que se lanzó desde una nube al patio de una embajada; aquel parlador de porte “afro” que decía verdades en el filme “Nadie escuchaba”. Aferrado a la vida y la poesía Esteban Luis todavía aparece de vez en cuando por una de sus “ciudades mágicas”. Va dejando luz, dejando huellas.

Emilio Ichikawa.
Enero-2007.

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