Tuesday, October 26, 2010

La ultima determinacion de Stefan Zweig by Claudio Souza



Martes 26 Octubre 2010

Stefan Zweig Elisabeth Altmann

by Dr. Claudio Souza

Si algun dia quieres viajar a Brazil....
la casa de Zweig la han convertido en museo

Stefan Zweig
Noviembre 28 1881 – Febrero 22, 1942
Ida Brettauer (1854-1938) Madre
Charlotte Elisabeth Altmann Esposa
May 5, 1908 - Febrero 22 , 1942
Claudio de Sousa Autor del Articulo
Octubre 20 1876 - Junio 28 1954


En La Habana era muy comun encontrar
algunos libros de biografias de Reyes,y
Reinas . Uno de los biografos de moda
en aquellos tiempos era Stefan Zweig

En la libreria de Ramon ....

Un dia a la salida del Cinecito, cami-
ne hacia la lbreria de segunda mano
de Ramon, alli mientras buscaba alguna
nueva obra de Herman Hesse me tope
con un libro de Zweig, su titulo era
" El mundo fretne a mi" Ajena al
descubrimiento que iba a marcar mi
vida , hojee el libro , al abrirlo cual
fue mi sorpresa al descubrir que
" El mundo frente a mi " era
una autobiografia de Stefan Zweig
La segunda sorpresa fue el conocer
de cuajo el destino que Zweig junto
con su esposa habian corrido en Brazil.
En el 2006 mientras estaba inves-
tigando el movimiento azucarero
en Cuba, encontre este articulo que
hoy comparto con ustedes.


Los Ultimos Dias de Stefan Zweig
by Claudio de Souza


Comenzo pronto el martirio de aquel
espiritu sublime.
Perdio su nacionalidad . Sus obras como
las de Hesse , como las de Spinoza , como
las de Ludwing , como las de Tomoas Mann,
como las de Freud, como las de Eunstein,
fueron objeto de diversos autos de fe en
medio de la plaza publica, unicamente por
ser judios sus autores. No los propios cla-
sicos se libraron de la barbarie de esas
fogatas en la que ardieron hasta los libros
de Goethe y de otros genios, que dieron a
Alemania dias de gloria.
Fue entonces cuando Zweig empezo a
peregrinar de un pais a otro llevando en el
pecho la indisolunble angustia de verse
desterrado de su patria.
Viejos arboles trasplantados, rara vez lo-
gran revigorizados la pompa y el verdor
de sus ramas ; sus venas apetecen la linfa ,
la humedad y el calor del suelo originario.
El hombre maduro esta vinculado a la tierra
natal por las raices profundas que lo ligan
al pasado y a la tradicion, y no siempre a
fuerza de energia consiguen consigue con
un alimento artificial reparar las perdidas que
experimenta, mientras lo consume la nostalgia.
Es este un mal silencioso, que se nutre tan-
to del alejamiento de la tierra querida, como
de los recuerdos pateticos a ella anexos y
que el desayuno de ese manjar espiritual
agrava, punzando el alma y entenebreciendo-
nos el pensar. El dulce amor patrio de Ovidio
desterrado, se vuelve en la soledaddel exi-
lio un leit- motiv , que agota y agosta.
En esa crisis, va desfalleciendo el expatria-
do , falto de aire, de luz , de calor y de
alimentos pues todo esto lo recibe prestado
de la tierra del asilo, a la que no halla el
perfume, el hechizo y el nutrido vigor de la
querida tierra distante.
Privado de la nacionalidad y de la conviven-
cia con los suyos a los cincueta y tanto
años de edad, tornose doquiera un huesped
indeseable , que tenia que mendingar un asilo.
Recojamos de su propia pluma la atroz angus-
tia que sus puntos vierten:
"No me es exesivamente grato mencionar el
exito halagueño de mis obras. En una situa-
cion no tan critica como la presente, me
guardaria muy bien de eludir a ello, para
que no se interpretara la mencion como fruto
de vanagloria o de orgullo. Mas tengo un mo-
tivo particular para no soslayar ese hecho,
que, desde que Hitler escalo hace siete
años, el poder en Alemania, ya no es mas que
un recuerdo. De las centenas de millares de
los millones de ejemplares de todas mis obras
que antes tenian colocacion segura en el co-
mercio librero, no se encuentran hoy ni rastro
en todo el pais. Si alguien conserva uno de
esos volumenes, lo oculta cuidadosamente.
En las bibliotecas publicas, mis escritos se
hallan aislados en la " vitrina de toxicos "
y solo pueden ser leidos por los que para
ello logran un permiso especial de las auto-
ridades , pedido y consedido generalmente
para fines " cientificos ", quiero decir defa-
matorios. De los muchos lectores y ami-
gos que frecuentemente me escribian ninguno
osa ahora redactar un sobre con el nombre
de este prescrito encima. En Francia en
en Italia, y en todos los paises hoy esclavi-
zados - y son numerables - en todos los cua-
les eran mis libros de los que estaban mas
en boga , por orden imperativa no se pueden
poner mas a la venta.
" Como escritor soy ahora , de conformidad
con lo qu Grillparser dijo , un individuo
" que en vida sigue su cadaver ".
" Todo lo que en cuarenta años edifique ,
aquella impia mano lo destruyo. Si hablo de
mis exitos , lo hago como de algo que anta-
ño me perteneciera; - como de mi casa, como
de mi patria , como de mi seguridad, como de
mi libertad , como de algo que era mio y que
ya no lo es. No podria evidenciar con cla-
ridad bastante la profundidad de la sima en
que he sido arrojado , si no midiers la al-
tura en que me encontraba ; si lo cual fue-
ra imposible captar las consecuencias del
exterminio de toda nuestra generacion lite-
ralia , hecatombe de que no conozco prece-
dente en la Historia".
Viose, por tanto obligado a andar mucho
en busca de asilo. Su madre , con 84 años
a cuesta, casi paralitica , obtuvo autorizacion
para quedarse en Viena..Despidieronse , cual-
quiera puede imaginarse con que desesperada
tristeza , sabiendo que no iban a verse nunca
mas , siquiendo vivos , pero estando muertos
el uno para el otro,ella bendiciendo al hijo que
partia para un entrañamiento injusto , el pregun-
tandose por que se extremaba con el hasta ese
punto de crueldad , arrancandole , despues de
la patria , de los bienes, del idioma nativo , aque-
lla ultima compensacion de ternura , aquella de-
solada madre que sollozaba ensus brazos.
Su madre murio , y el al enterarse Zweig estas
tremendas palabras." No me averguenza en con-
fesar que no senti la muerte de mi madre; por el
contrario , la celebre intimamente, considerandola
una liberacion, que la ponia a salvo de nuevos pa-
decimienos y peligros".
Y comprendereis , ademas, como, desde ese mo-
mento , la idea de la muerte se aferro a aquel es-
piritu tan desafortunadamente castigado como una
formula de redencion del proscrito errante que el era,
sin hogar, sin familia y sin patria.
Sobre este espiritu enfermizo , la vida , habia proyec-
tado extrañas coicideccia que le aferraron en la idea
de que su nombre estaba unido a la desgracia.
Al principio de su carrera de dramaturgo , lo alarmo
cierta coincidencia malhadada.
El actor Adalberto Matkowsky , que habia de interpre-
tar el papel de protagonista en una pieza suya ,que se
ensayaba en el Teatro Imperial de Berlin, fallecio antes
de que la obra se llevara a los carteles, Zweig exclamo
" ! Adios , esperanzas mias! ! Todo concluyo !
Tratabase , sin embargo , de una casualidad infeliz ,
que en una sensibilidad normal no podia ser motivo de
tan gran desesperacion.
Poco despues , otro gran actor, el vienes Josef Kainz
encargole una pieza. En el momento en que Zweig la
estaba acabando Kainz fue operado de un cancer y
sucumbio a consecuencia de la intervencion quirur-
gica.. El cancer , naturalmente tenia viejas raices,
El actor ni siquiera llego a leer la obra ; a pesar de
de lo cual el desdichado contratiempo , quitole las
ganas de seguir escribiendo para la escena , temero-
so de que contingencias como las citadas se repitie-
sen , Solo años mas tarde , consiguio vencer super-
ticion , la maldicion que pesa sobre todas para el
Burgtheater.
Nada, entonces, les ocurrio a los interpretes . Fallecio
sin embargo, el director del teatro, suceso triste para
Zweig comento con esas palabras ' ! Por lo visto , sigue
vigente la maldicion , que pesa sobre todas mis obras
dramaticas ! "
Corridos veinticinco años sin sobrevenir ningun inci-
dente desagradable , el actor Alejandto Moizzi , gran
amigo suyo , suplicole que le autorizara para encar-
garse del papel principal de una de sus producciones.
Persistia en el cerebro de Zweig profundamente arrai-
gada la vieja mania y rehusole a Moizzi la satisfaccion
de su deseo , receloso de agarrearle alguna desgracia
Pero , el destino es caprichoso . Zweig traduce una
comedia de Pirandello y, a ruego del autor, ofrece a
Moizzi el primer papel. El comediante se hallaba en
Suiza , muy lejos de donde pudiera el encargado de
la version , que se encontraba en Viena , ejercer nin-
guna influencia nefasta sobre el hombre de teatro.
Moizzi contrajo en los Alpes una grupe grave , que
lo llevo a la sepultua.
Otras añoranzas iban lentamente ninando aquel ser
sensible.
Zweig habia invertido la mayor parte del capital que
sus publicaciones le produjeran, en adquirir durante
muchos años y tras paciente investigacion , autogra-
fos celebres , manuscritos de obras imortales debido
a las pluma de sus autores objetos pertenecientes a
grandes artistas. Refiriendome que, entre otras muchas
preciosidades habia conseguido hacerse con una cuar-
tilla de Leonardo de Vinci : con originales de Chopin,
de Schubert , de Haydn , de Beethoven , de Mozart a
los once años de edad , con una traduccion latina de
Goethe , hecha cuando este apenas contaba nueve
años, con una pagina del " Fausto" , con una novela
de Balzac , adornada de millares de enmiendas y otras
mil valiosisismas joyas.
" Esa coleccion - repuso el - que puedo asegurarle
era una de las mas ricas de Europa, obligarome a dis-
persarla los acontecimientos . Era el producto del tra-
bajo de toda mi vida iniciado a los quince años de edad,
que fue cuando compre el primer autografo. No tenien-
do nada ya , ni patria , ni cierto destino, no podia cargar
a cuestas como el caracol , con lo que era mio , ni expo-
ner el enorme tesoro a los riesgos de la emigracion,
Ofreci una parte de el a la Biblioteca de Viena. Otra parte
la hube de vender . Y aquello de que no tuve valor de
desprenderme dejarlo en mi casa de Bath , para ser acaso
pasto de las llamas de las hogueras encendidas por los
bombardeos.
Su estancia en Rio de Janeiro revigorizo, algo su espiritu
pero no logro liberarle de los negros nubarrones que
lo envolvian.
El primer dia de carnaval .Abraham Koogan fue a bus-
carlo ,para que presenciara las bellas fiestas que tienen
lugar en Rio, en aquella ocasion ,fiestas acerca de las cua-
les Zweig habia escrito escrito sin informacion de primera
mano.
Zweig protesto antes de aceptar la invitacion . Abrahan
Koogan presuadiole de que no se trataba de tomar parte
en una mascarada, sino de proporcionarse un exelente
documentacion personal sobre la materia, que podia
serle util como escritor " Descendio a Rio con su señora
y en los suburbios las mascaras consiguieron divertirle
el delitio carnavalesco del pueblo parecio entusiasmarle.
Recorrio numerosas calles tomando notas. Fue a parar a
la Plaza Once , mezclado con la multitud. Permanecio en
ella hasta bastante tarde. Como en los buenos tiempos
de sus juvetntud, en la dulce Viena de sus recuerdos,
ceno al aire libre pidiendo unas salchichas, que rego con
un jarro de espumosa cerveza. Se retiraron a dormir, es-
tando muy avanzada la noche. Zweig madrugo a la ma-
ñana siguiente. Trajeronle los periodicos al salir del
baño. Titulos y subtitulos anunciaban la violencia de la
guerra en el Pacifico, los furiosos combates de Singapur.
Nuevas hecatombes, mas orfandades, mas duelos.
Su fisonomia volviose a ensombrecer presa de negros
sentimientos, no toco los platos que le sirvieron en el
almuerzo. Anuncio su regreso inmediato a Petropolis,
lugar en donde residia a la sazon , nadie consiguio disua-
dirlo de su resolucion. Ni la hijita de su editor lindamente
ataviada y a la que el habia ofrecido acompañar a una
velada infantil. Fue con la niña y con sus padres hasta
la puerta del teatro, se parose de ellos, alli , y continuo
con su señora hasta la Plaza Maua, para tomar en ella
el omnibus de regreso a su domicilio. Por la avenida y
por la gran plaza, el carnaval marchaba en su apogeo,
lo llenaba todo de vociferacion de trompeteo de sonori-
dades de clarin. Las zambombas atronaban el espacio,
las vihuelas rasgaban los oidos, los panderos metian un
ruido infernal. Enjambres humanos como de duendes
picados por un tabano saltaban y hacian mil cabriolas.
Los disfrazados les gritaban: - Rian, rian. ? Por que po-
nen esa cara tan triste? ! Viva la locura ! y la pareja que
llevaba dentro del corazon y en el eje mismo de su me-
dula la tristeza de todas las hecatombes presentes y
recientes de los duelos de las viudeces , de las orfan-
dales sonreia cortesmente a los enmascarados, que los
invitaban a desertar de la orbita de la muerte y a em-
barcarse en la alucinacion de su demencia. Ellos siguie-
ron su camino hacia el destierro ultimo, en medio de
aquel maremagnum de vesania: Iban hacia la muerte
entre aquel desbordamiento de desvario, que una fa-
talidad sadica les hacia atravesar. Ni el mismo Dante
imagino semejante suplicio. Pero, admitamos para
nuestro consuelo, que sus oidos se habian embotado
por completo, y nos les llegaba ya ninguan de las
voces de la vida.
De lo que hizo el domingo, vispera de su muerte, no
se sabe una palabra, parece que su esposa y el ocupa-
ronse algunas horas en disponer de lo poco que les
pertenecia o les habian prestado, pues todo lo dejaron
en orden y con la indicacion de su destino. En diversos
sobres, rotulados por el propio Zweig con su letra
clara y firme , incluyo sus voluntades ultimas una
gratificacion para sus empleados, el importe del
alquiler de la casa, los restos de dinero que les que-
daba, las liquidaciones de los bancos con saldos
modicos , una llave de la Caja , los testamentos del
matrimonio, una de las plumas conque escribia y
que lego a su editor, un alfile de corbata y otros
pequeños recuerdos heredados, para entregar a un
sobrino. ! Toda la modestia y pobreza del tesoro de
una vida, que habia sido tan opulenta ! a un lado,
en una silla, coloco sus ultimos originales, con una
nota mendando a que nadie los tocase sino su editor
y con la indicacion de la persona que los habia que
revisar antes de publicarse. Los libros que le habian
prestado, quedaron cada cual en su envoltura y con
el nombre de su dueños respectivos escrito encima.
Otros los destinados a la Biblioteca Municipal.
- En su cartapacio dejo las ultimas cartas ya termi-
nadas y franqueadas. Todo en perfecto orden. Ter -
minaron la melancolica y minuciosa tarea al anoche-
cer. Salieron todavia.
Tomaron en un modesto cafe de barrio una reflaccion
bruta. Recogiendose temprano. Emplearon parte de
la noche en rasgar las cosas a maquinas de un trabajo
de Zweig que este no queria que se publicase. Antes
de terminar esa labor, tomo Zweig una dosis tan fuerte
de un narcotico , que el suenno se apodero de el, tenirn-
do todavia en las manos unas paginas que no habia aca-
bado de rasgar y que entre los dedos se encontraron
despues de muerto.
Nada puede asegurarse concertiente a los ultimos mo-
vimientos de su esposa.. Desaparecio como vivio silen-
ciosamente, evitando que la interposicion de su perso-
na distraese la publica antencion desviandola del sacri-
fcio supremo con que se inmolo al ser a quien consa-
graba la vida.
Dejo tambien una carta breve dirigida a su madre, pi-
diendole perdon por lo que iba a hacer y a lo que la
arrastraba el no sentirse con fuerzas para sobrevivir a
su marido. Esa epistola cuyo tenor solo algun tiempo
despues fue reveado , estaba franqueada para ser expe-
dida a la destinataria despues de la muerte de la autora,
voluntad que se ejecuto.
Zweig dejo escritas dos cartas.
Una para el Perfecto de la Policia en al se lee:
" Si yo tuviese valor para reconstruir por tercera vez mi
casa, si tratase de recomenzar y rehacer mi vida
eso lo haria aqui y no en ninguna parte. ! Que dulce
es viviry trabajar en Petropolis en medio de esta natura-
leza apacibley generosa ! "
Dejo abierta la ventana de su cuarto , para que sus
ojos pudiesen en los ultimos momentos contemplar toda-
va el espectaculo de la sierra fronteriza en todo su esplen-
dor de su opulencia forestal " Mi marada postrera abarca
y penetra toda la incomparable hermosura del paisaje ",
escribio".
Y otra:
" Antes de dejar la vida por mi propia voluntad en pleno
uso de razon siento la necesidad de cumplir un ultimo
deber el de agradecer profundamente a este pais magni-
fico - el Brasil - que me dispensase tan gentil acogida .
Cada dia que pasaba , queria mas a este trozo de tierra.
En niguno otro que no fuera de este, podia alimentar la
esperanza de rehacer mi vida rota.
" Desde que vi zozobrar al pais que mecio mi cuna y mi
patria espiritual - Europa - destruyendose a si misma y
cuando he escalado la cumbre de los sesenta años de
edad , fueran necesarios titanicos esfuerzos para recons-
truir lo que se me derrumbo y mi energia agotada por los
largos años de peregrinacion y de vagar por el mundo
como un simpatria . Por lo tanto , juzgo lo mas convenien-
te , poner fin a tiempo a una vida que consagre al traba-
jo espiritual considerando la libertad humana y la mia
propia como el mayor bien de la Tierra.
" Envio un afectuoso adios a todos mis amigos.
' Deseo que ellos alcancen a ver la aurora que sucedera
a esta tenebrosa noche."

No comments: