Friday, November 6, 2009

Los Obispos de Ecuador La Iglesia vela por todos


Obispos ecuatorianos recuerdan a Correa que la Iglesia vela por todos y el Papa ya escribió una encíclica social
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QUITO, 05 Nov. 09 / 05:04 pm (ACI)


Rafael Correa / Benedicto XVI
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La Secretaría de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana publicó esta tarde una declaración en la que aclara al Presidente Rafael Correa que la Iglesia Católica en América Latina se ocupa de la vida cristiana de sus feligreses, asiste a los más necesitados a través de miles de obras y recuerda que el Papa Benedicto XVI ya escribió una encíclica social en la que responde a los problemas actuales.

La declaración titulada "La preocupación social de la Iglesia", señala que en una reciente conferencia en Inglaterra, Correa "ha juzgado negativamente la gestión de los Obispos de América Latina y, consiguientemente, de los Obispos del Ecuador. Ha solicitado al Santo Padre una encíclica sobre varios temas y ha declarado su proyecto político como un fruto de la doctrina social de la Iglesia".

Los obispos admiten que se esfuerzan "en cuidar la Sagrada Liturgia, los ritos, porque es la fuente de toda vida cristiana y soporte de nuestra misión en el mundo" pero "también atendemos a las culpas y problemas individuales, porque tratamos de servir a nuestros fieles en forma personalizada, sin desplazarlos al anonimato de los números".

Tras señalar que "los pecados sociales no brotan del suelo, sino de la acumulación de las deficiencias morales de los individuos", los obispos explican que "la vocación de servicio social del episcopado ecuatoriano se manifiesta en su continua enseñanza y en más de tres mil obras a favor de los más necesitados, desde hace muchos años y distribuidas en todas las provincias del país".

Asimismo, recuerdan a Correa que el Papa Benedicto XVI, "en la reciente Encíclica Caritas in Veritate atendió a los problemas actuales, desde la globalización y la emigración, hasta el cambio climático y la biogenética".

Los obispos precisan "que la fe es única y la Iglesia es la casa de todos, especialmente de los más pobres. Dentro de la Iglesia, cada creyente tiene el derecho de pronunciarse por la opción política que más le convenza, siempre que no sea discrepante con los principios de la fe. Es propio también de una sensibilidad católica tratar al Santo Padre con amor y respeto".

Finalmente sostienen que "las autoridades de un Estado laico, respetuoso de la inmunidad de la vida religiosa, deberían renunciar a la vieja tentación técnicamente llamada ‘cesaropapismo’. Por lo demás, nadie debe arrastrar la religión hacia la cobertura de un programa político, para tratar de llevarla a la derecha o a la izquierda de la arena política e ideológica".

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El 21 de julio se cumplieron 22 años de la muerte en el Aguarico, Ecuador, de monseñor Alejandro Labaka Ugarte, obispo capuchino (21 de julio de 1987), alanceado con 14 lanzas por la tribu indígena de los Tagaeri, juntamente con la hermana terciaria capuchina de Colombia, Inés Arango. Esta fue alanceada por 4 lanzas, de acuerdo con el rito de esa tribu tagaeri. Habían entrado en el territorio tagaeri, bajando de una avioneta, para entablar conversación con esta tribu y defenderlos del acoso de las explotaciones petroleras.
Monseñor Labaka había nacido en Beizama el 19 de abril de 1920. Marcha al Seminario de Alsasua, Capuchinos, a sus doce años. Tras cursar 5 años de humanidades (bachiller) pasa al noviciado de Sangüesa el 14 de agosto de 1937. Profesa al año siguiente y se hace capuchino. Es ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1945. El 26 de agosto de 1946 va de misionero a Pingliang, China. Allí permanece hasta 1953. Seis años muy duros. Vuelve de nuevo a España, donde pasa un año. Pide y es enviado misionero al Ecuador, a la selva del Aguarico. Allí pasa 33 años entre tribus indígenas. Es adoptado como hijo por la tribu de los Huaorani. Es consagrado obispo de la misión del Aguarico, Ecuador. Tras varias intentonas de entrar en una tribu aislada, inaccesible hasta entonces, Tagaeri, decidió él mismo, con la hermana Inés, aterrizar y entrar hasta el campamento de los Tagaeri. A los tres días volvió la avioneta. Aparecieron sus cadáveres en una senda alanceados. Los compañeros capuchinos José Miguel Godáraz de Osinaga (Navarra) y Roque Grández Lekunberri, de Alfaro, recogieron los cadáveres y las lanzas.
Gipuzkoa tiene que dar el merecido tributo a Alejando Labaka, gran hijo de nuestra tierra, y ponerlo en el pedestal de hombres ilustres y, además, indudable mártir cristiano. Ya el pueblo de Beizama tiene pensado, junto a la casa denominada apezetxea, dedicarle un monumento.
Es de recibo hacerle un digno homenaje. Desde aquí queremos hacer un llamamiento a autoridades e instituciones, para que declaren hijo ilustre y predilecto de Gipuzkoa a monseñor Alejandro Labaka, capuchino, erigiendo un monumento en su memoria.

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