Monday, June 28, 2010
Lo que pronto desaparece by Alejandro Lorenzo
Pregon Estampas Habaneras
LO QUE PRONTO DESAPARECE
dedico esto al Chino Alejandro
dueño del restaurant chino frente
al Mercado Unico
1994
No existe el mercado donde se enamoraban
los escolares y mi padre levantaba los sacos
de peces y el sol alumbraba los tomates en
las cestas cargadas por invisibles ancianas.
El mercado abria sus puertas a las seis
Los tenderos encendian sus pipas
y el humo invadia los portales,
penetraba por las ventanas
para quedar largo rato suspendida frente a
nuestras camas en ondulante danza.
Los tenderos no eran asesinos que hundian a la
tierra en la pobreza
nunca ocultaron las ruinas de la republica en sus mostradores.
Sus roncas voces, sus cantos interminables
con olor a yerba buena y carbon,
son tan solo recuerdo desarticulado
para contar a los que desconocen que una vez hubo musica
en nuestra historia.
Antes de dormir,
mi familia compraba camarones secos
a los chinos que tenian mujeres hermosas.
Era la cena de la media noche, silenciosa , intima.
la hora que aprovechabamos para leer el periodico
especialmente aquella pagina donde capturaban a los
espias
que solian empinar cometas en los tejados.
Recuerdo las visitas a una tienda nombrada el Talisman.
templo de confituras y cabezas inclinadas sobre los mor-
tradores.
Su dueño era un conocedor de las artes dramaticas
de lo que se valia para hacer prosperar su negocio.
Con el consiguia la sombra de otras fabulas
donde siempre los hombres con amor vencian el tiempo.
Frente al Talisman habia un bodegon espacioso.
Sitio sin nombre donde no caia la lluvia
y siempre quedaba dimension para un sueño.
Alli mis tios jugaban al cubilete
sin alzar las miradas
sin preocuparse donde cain los dados
eran la mejor forma de repetir juegos perdidos de la infancia.
No eran hogazanes aquellos parientes.
Noche tras noche los veia partir hacia los mataderos
con polainas de plata y sables afilados.
Alli les martillaban las cabezas a los toros
y esos soltaban una espuma gris que manchaba la ropa.
Sudaban como sudaban todos los hombres
y sus venas parecian reventar cuando cargaban las rosadas piernas
de las vacas.
Sus corazones humedos por el silencio
iban mas alla de cualquier condena.
Porque el lodo de los campos
es el leve sollozo sin la corteza de los vientos
estaba la magia de sus manos generosas.
Ellos tambien desaparecieron.
Como el viento de cuaresma se lleva el jubilo de la ultima hoja.
Como si nada fuera necesario y alguien se empeñara en borrar
el origen de las ultimas visiones
para que ninguna palabra quedara en la memoria.
Muy pocos cosas me conectan con aquellos otros tiempos.
Apenas hay reliquias que alienten a cantar sobre un abrazo en la noche
Se borraron las señales en las columnas
la musica de los negociantes no se esparce levamente por el cielo
y aunque trate de de colorear el paso de un hombre,
he quedado solo con las cien copas de bacara
y una lampara magica que tiene demasiado polvo para que suene con el viento
Alejandro Lorenzo Habana
La cuerda rota y Cuentos de Mateo
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