Wednesday, October 14, 2009
Las Noches de Verbenas by Jose Luis Fernandez
Date: Wed, Oct 14, 2009 9:15 pm
Las noches de Verbenas
Lejos de aquellos saraos aristocráticos; citas en palacios y quintas habaneras del siglo XIX cubanos, existieron otras fiestas de mayor concurrencia, y de menos requisitos estéticos y de caprichos.
Los tradicionales eventos, de raíz española, tenían un sello propio que simbolizaron el verdadero sentir de la cultura en Cuba. Lo que hoy, denominan bailes populares, ayer se le nombraban, las noches de Verbenas. Un incono festivo que formó parte de las buenas costumbres en pueblos y ciudades del país.
En sus comienzos eran una mezcla de feria y fiesta popular nocturna que tomó verdadero auge en los inicios de la pasada centuria con el alumbrado publico. Al ganar fama y aceptación con el añadido del juego licito, la diversión de los goces del placer, la alargaron a todo un día.
Las verbenas eran abiertas, espontáneas, de libre acceso; se realizaban en plazas públicas, en particular en los parques, donde tradicionalmente, en época de verano, tocaban las bandas de música o una orquesta en medio de una ruleta. Dichas fiesta se realizaban coincidiendo con el día de la Patrona en cada pueblo.
Una vez por año nuestros padres y abuelos pasaban momentos inolvidables. La alegría de descubrir algo nuevo; ganarse un premio en juegos de habilidades; poner a prueba su suerte; conocer a alguien, eran parte del festejo.
Por el día disfrutaban los menores en espectáculos de maromeros, rodeos y carreras de caballos. No faltaban los refrescos, el apetitoso dulce, la variedad de caramelos y confites.
En la noche todo era reluciente. El pueblo acudía en masas y se hacían participe de la celebración. Personas de otros pueblo cercanos la visitaban, como de costumbre. Había acceso a la buena cocina criolla del lechón asado, el tamal y cerveza así como el disfrute de la música de orquesta. Todo en compañía de su pareja o familla.
El respecto y el placer de haber pasado un rato en armonía eran los verdaderos cumplidos del encuentro popular. Contraria a las festividades de hoy: poca oferta, altos precios de alimentos y bebidas, riñas e instalaciones indecorosas, con escasos decorados, traen el descontento en los participantes.
Las verbenas de antes, como hoy dicen, eran auspiciadas por un organismo privado de la comunidad. Estos se encargaban de garantizar la tranquilidad y la satisfacción así también recaudar fondos para la celebración siguiente.
Los kioscos de refrescos en variedades, las cantinas con ofertas de multiples dulces, ricamente adornadas y alumbradas, estaban distantes a las ofertas de bebidas alcohólicas. La verdadera verbena era un reservado en la fiesta donde los niños se les prohibían acceder. El derecho a pagar un mesa incluía el disfrute de la comida, saladitos y el show musical. Contaban con un salón de baile y sus servicios de baños y seguridad.
En la mañana rompían las competencias de sacos; una multitud de niños participan en carreras de distancias y el tesoro escondido. El premio: entrega de un juego de béisbol, chocolates y subvenir. La viola y otros juegos sanos tenían gran multitud. En la tarde los juegos eran de adultos: el palo ensebado, la corrida de conejos tenia como premio: un lechón listo par asar.
El parque estaba iluminado de luces a colores, algunas destellaban; los árboles, pintados, estaban forrados con cintas de colores con banderitas que colgaban de un extremo a otro. Había alegría en todas partes. Los juegos chinos, mas que populares, eran famosos; las tómbolas dirigidas por bellas jovencitas; el juego de la botella con argolla; lanzar la pelota a un hueco. Como premio: una caja de cerveza.
Una banda de música tocaba chostis y pasodoble. Al otro extremo, en el interior de la verbena, la orquesta predilecta de la época daba un toque de rumba. El son era preferido. Se escucha el guaguancó o el chachachá. El mambo estaba de moda… Era una famosa pieza del rey, Dámaso Pérez Prado.
¡A bailar!, era la voz de un presentador musical…
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