Julian del Casal
Nov 7 1863 - Nov 7 2013
Los Funerales de Una Cortesana
by Julian del Casal
Tras la cortina de terciopelo carmesi , guardecida de flecos de oro
que ornaba el marco de un balcon de la regia estancia, se hallaban
juntos, en fria tarde invernal , arrullados por las rafagas heladas del
viento y por las gotas de lluvia que golpeaba los cristales de la ven-
tanas , un monarca de eterna recordacion y la ultima de sus favoritas.
El se llamaba Luis XV y ella la condesa Dubarry. La favorita , envuelta
en lujoso abrigo de pieles , apoyaba el brazo en mullido cojin de seda
azul , bordado de flores plateadas ; el principe vestido de gala se ha-
bia tendido sobre ancho divan de damasco, prodigando a la bella pe-
cadora todas las ternuras y todos los anhelos de su alma enamorada.
Al cabo de algun tiempo, se incorporo el monarca ,- arreglandose la
empolvada cabellera , cuyos rizos habian deshecho los dedos eburneos
de la Dubarry se detuvo en el umbral del balcon.
Un espectaculo triste se prensento ante sus ojos.
A lo lejos , entre los arboles del camino , desnudos de hojas y vestidos de
escarcha , se veia pasar el reflejo moribundo de la tarde, cuatro humildes
capuchinos que llevaban pobre ataud de madera, cubierto de paño negro y
tachonado de estrellas.
Dentro del ataud iba el cadaver de Madame de Pompadour
Ella , habia sabido elevarse desde el hogar de humilde carnicero hasta las
gradas del tronco; que era la diosa del bosque de Senart, donde se presen-
taba con un halcon en la mano, semejante a las antiguas castellanas ; que para
cambiar el orden de las cosas no tenia mas que pronunciar una sola frase
de amor;que habia sido la Madona de los grandes hombres de su epoca,como
Maria lo es de los cristianos; que sabia ejercer las funciones de la diploma-
cia tan bien como las de la galanteria; que merece el nombre de Hada de la
Frivolidad por haber creado un mundo de preciosidades artisticas , bajo al
sepulcro , en el mas bello periodo de su existencia , revestida del burdo traje
de la tercera orden de San Francisco , con el grueso rosario a la cintura
y la cruz de madera entre las manos , siendo enterrada, por orden suya,
en pobre fosa del convento de capuchinos de la plaza de Vendome.
Cuentan que el rey , al retirarse del balcon , exclamo friamente, besando
las mejillas coloreadas de la Dubarry que se habia inclinado en sus hombros !
- !Pobre Ponpadour ! ! Que frio va a sentir esta noche en su sepulcro !
Nov 7 1863 - Nov 7 2013
Los Funerales de Una Cortesana
by Julian del Casal
Tras la cortina de terciopelo carmesi , guardecida de flecos de oro
que ornaba el marco de un balcon de la regia estancia, se hallaban
juntos, en fria tarde invernal , arrullados por las rafagas heladas del
viento y por las gotas de lluvia que golpeaba los cristales de la ven-
tanas , un monarca de eterna recordacion y la ultima de sus favoritas.
El se llamaba Luis XV y ella la condesa Dubarry. La favorita , envuelta
en lujoso abrigo de pieles , apoyaba el brazo en mullido cojin de seda
azul , bordado de flores plateadas ; el principe vestido de gala se ha-
bia tendido sobre ancho divan de damasco, prodigando a la bella pe-
cadora todas las ternuras y todos los anhelos de su alma enamorada.
Al cabo de algun tiempo, se incorporo el monarca ,- arreglandose la
empolvada cabellera , cuyos rizos habian deshecho los dedos eburneos
de la Dubarry se detuvo en el umbral del balcon.
Un espectaculo triste se prensento ante sus ojos.
A lo lejos , entre los arboles del camino , desnudos de hojas y vestidos de
escarcha , se veia pasar el reflejo moribundo de la tarde, cuatro humildes
capuchinos que llevaban pobre ataud de madera, cubierto de paño negro y
tachonado de estrellas.
Dentro del ataud iba el cadaver de Madame de Pompadour
Ella , habia sabido elevarse desde el hogar de humilde carnicero hasta las
gradas del tronco; que era la diosa del bosque de Senart, donde se presen-
taba con un halcon en la mano, semejante a las antiguas castellanas ; que para
cambiar el orden de las cosas no tenia mas que pronunciar una sola frase
de amor;que habia sido la Madona de los grandes hombres de su epoca,como
Maria lo es de los cristianos; que sabia ejercer las funciones de la diploma-
cia tan bien como las de la galanteria; que merece el nombre de Hada de la
Frivolidad por haber creado un mundo de preciosidades artisticas , bajo al
sepulcro , en el mas bello periodo de su existencia , revestida del burdo traje
de la tercera orden de San Francisco , con el grueso rosario a la cintura
y la cruz de madera entre las manos , siendo enterrada, por orden suya,
en pobre fosa del convento de capuchinos de la plaza de Vendome.
Cuentan que el rey , al retirarse del balcon , exclamo friamente, besando
las mejillas coloreadas de la Dubarry que se habia inclinado en sus hombros !
- !Pobre Ponpadour ! ! Que frio va a sentir esta noche en su sepulcro !
1 comment:
This passage paints a vivid picture of the stark contrast between the opulent world of royalty and the somber reality of death. The juxtaposition of the extravagant setting – the crimson velvet curtain, the gold-fringed balcony, the luxurious furs and silks – with the humble procession of capuchinos carrying the coffin of Madame de Pompadour underscores the fleeting nature of wealth, power, and beauty.
The king's callous remark upon witnessing the funeral procession, "Poor Pompadour! How cold she must be tonight in her grave!" further highlights the superficiality of his affections. While he may have showered her with attention and adoration during her lifetime, his concern for her well-being ends with her death.
The passage serves as a poignant reminder of the inevitability of death and the transitory nature of earthly possessions. It challenges us to value what truly matters in life, beyond the fleeting pleasures of status and material wealth.
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