Sunday, November 7, 2010

Julian Del Casal 7 de Noviembre 1863 - 2010



Los Funerales de Una Cortesana
by Julian del Casal


Tras la cortina de terciopelo carmesi , guardecida de flecos de oro

que ornaba el marco de un balcon de la regia estancia, se hallaban

juntos, en fria tarde invernal , arrullados por las rafagas heladas del

viento y por las gotas de lluvia que golpeaba los cristales de la ven-

tanas , un monarca de eterna recordacion y la ultima de sus favoritas.


El se llamaba Luis XV y ella la condesa Dubarry. La favorita , envuelta

en lujoso abrigo de pieles , apoyaba el brazo en mullido cojin de seda

azul , bordado de flores plateadas ; el principe vestido de gala se ha-

bia tendido sobre ancho divan de damasco, prodigando a la bella pe-

cadora todas las ternuras y todos los anhelos de su alma enamorada.

Al cabo de algun tiempo, se incorporo el monarca ,- arreglandose la

empolvada cabellera , cuyos rizos habian deshecho los dedos eburneos

de la Dubarry se detuvo en el umbral del balcon.


Un espectaculo triste se prensento ante sus ojos.

A lo lejos , entre los arboles del camino , desnudos de hojas y vestidos de

escarcha , se veia pasar el reflejo moribundo de la tarde, cuatro humildes

capuchinos que llevaban pobre ataud de madera, cubierto de paƱo negro y

tachonado de estrellas.

Dentro del ataud iba el cadaver de Madame de Pompadour

Ella , habia sabido elevarse desde el hogar de humilde carnicero hasta las

gradas del tronco; que era la diosa del bosque de Senart, donde se presen-

taba con un halcon en la mano, semejante a las antiguas castellanas ; que para

cambiar el orden de las cosas no tenia mas que pronunciar una sola frase

de amor;que habia sido la Madona de los grandes hombres de su epoca,como

Maria lo es de los cristianos; que sabia ejercer las funciones de la diploma-

cia tan bien como las de la galanteria; que merece el nombre de Hada de la

Frivolidad por haber creado un mundo de preciosidades artisticas , bajo al

sepulcro , en el mas bello periodo de su existencia , revestida del burdo traje

de la tercera orden de San Francisco , con el grueso rosario a la cintura

y la cruz de madera entre las manos , siendo enterrada, por orden suya,

en pobre fosa del convento de capuchinos de la plaza de Vendome.

Cuentan que el rey , al retirarse del balcon , exclamo friamente, besando

las mejillas coloreadas de la Dubarry que se habia inclinado en sus hombros !

- !Pobre Ponpadour ! ! Que frio va a sentir esta noche en su sepulcro !

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