Monday, April 12, 2010
Mis dos abuelos, Palma Sola Guillen La Palma Real Castulo
interpreta Mis dos abuelos ***letra
el genial Luis Carbonell
PALMA SOLA
by Nicolas Guillen
La palma que está en el patio,
nació sola;
creció sin que yo la viera,
creció sola;
bajo la luna y el sol,
vive sola.
Con su largo cuerpo fijo,
palma sola,
sola en el patio sellado,
siempre sola,
guardián del atardecer,
sueña sola.
La palma sola soñando,
palma sola,
que va libre por el viento,
libre y sola,
suelta de raíz y tierra,
suelta y sola,
cazadora de las nubes,
palma sola,
palma sola,
palma.
LA PALMA REAL
Elegante y altiva se yergue la palma,
inmenso abanico con sus verdes hojas,
dulce su susurro al batir del viento,
majestuosa y bella como gran señora.
Adorna con gracia la amplia campiña,
con su toque grácil ella la engalana,
como pincelada dada por un ángel
que la conviertiese en una linda dama.
Estilizado árbol su cuerpo levanta,
contra el cielo azul su perfil contrasta,
luce que tratara de alcanzar las nubes
cual gran balerina en atrevida danza.
Si la viera el Quijote desde la distancia
con su conocida mente enajenada,
volviéndose a Sancho le comentaría. . .
gigantesca diosa es la que nos ataca.
Afortunados somos de que en nuestra Cuba
proliferen miles de estas bellas plantas,
obsequio valioso de madre natura,
preciosa diadema llena de esmeraldas.
Cástulo Gregorisch
1/6/03
***Nicolas Guillen
Balada de los dos abuelos
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
Africa de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
--¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!
Nicolás Guillén
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